domingo, 30 de diciembre de 2012

Lecturas del Día Viernes, diciembre 7, 2012

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Primera lectura:
Del libro del profeta Isaías: 29,17-24
Esto dice el Señor "¿Acaso no está el Líbano a punto de convertirse en un vergel y el vergel en un bosque? Aquel día los sordos oirán las palabras de un libro; los ojos de los ciegos verán sin tinieblas ni oscuridad; los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor y los pobres se gozarán en el Santo de Israel; porque ya no habrá opresores y los altaneros habrán sido exterminados. Serán aniquilados los que traman iniquidades, los que con sus palabras echan la culpa a los demás, los que tratan de enredar a los jueces y sin razón alguna hunden al justo". Esto dice a la casa de Jacob el Señor que rescató a Abraham: "Ya no se avergonzará Jacob, ya no se demudará su rostro, porque al ver mis acciones en medio de los suyos, santificará mi nombre, santificará al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los extraviados de espíritu entrarán en razón y los inconformes aceptarán la enseñanza". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial:
Del salmo 26
El Señor es mi luz y mi salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar?
Lo único que pido, lo único que busco, es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia.
La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía. 

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Mateo: 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: "¡Hijo de David, compadécete de nosotros!". Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacerlo?". Ellos le contestaron: "Sí, Señor". Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que se haga en ustedes conforme a su fe". Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente:
"Que nadie lo sepa". Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
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1 comentario:

  1. La prometedora profecía de Isaías es llamativa. Anuncia un futuro tan lleno de rasgos positivos que no se puede desdeñar. De un lado encontramos salud y de otro paz social. La enfermedad que perturba nuestra armonía seria erradicada por mano del Señor. La Molestia y la opresión de los tiranos concluirían también porque los artífices del mal serían extinguidos. El profeta atribuye esos cambios tan favorables a la acción directa del Señor que viene a salvar a su pueblo. Seguros como estamos del poder salvador de Dios, anhelamos su plena manifestación. Además, ahora que vivimos agobiados por tanta violencia y por no pocas enfermedades mortíferas, nos resulta interesante escuchar estas palabras esperanzadoras ¿Qué tendremos que hacer para disfrutar de esa bendición abundante? Algo nos corresponde a nosotros. Algo tendrá que iniciar también el Señor.

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