domingo, 30 de diciembre de 2012

Lecturas del Día Domingo, diciembre 23, 2012

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZz1UKFr_n21JnaNRSY5zWc08Q6YxSnoFMm4ucu2tvaLC6V_1vOMNDtRp1EdzGBDBdPjBKbw7nfnG-jAP2DpVp5q4Vr-ZW4YUjf-n4V4S5gJauw7tBgIxVOIcfvVIoNA-dkaiKhj1BeiY/s1600/biblia-y-jesus.jpg
Primera lectura:
Del libro del profeta Miqueas: 5, 1-4
Esto dice el Señor: "De ti, Belén Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados, a los días más antiguos.
Por eso, el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo será la paz".

Salmo responsorial:
Del salmo 79
Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder.

Segunda lectura:
De la carta a los hebreos: 10, 5-10
Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije —porque a mí se refiere la Escritura—: Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado —siendo así que eso es lo que pedía la ley—; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
 https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCSVutWquxUwdoQuDS4LHuUMmKFQHfMJgwGBaW-qlYM56u13P5TXaNd8nIrLC7z7gqUwJ69C7tnXwDSSiyebVhVLYAL2gAgFASGr6BxEo_qbgu93Y7UUK8j8G-fZVIjPXKQrlrH_yGayI/s1600/Avatar-Palabra-de-Dios-500x364.jpg

1 comentario:

  1. El profeta Miqueas tenía ideas claras sobre la manera como Dios restablecería próximamente la suerte de los pueblos y ciudades de Sudé. Miqueas no mostraba una mentalidad pasiva; no estaba esperando que un descendiente de David resolviera milagrosamente los problemas derivados de la irresponsabilidad de los gobernantes. Ellos, los israelitas de a pie, tendrían que asumir su responsabilidad histórica; en caso que ocurriera una invasión, ellos la deberían enfrentar. Dios suscitaría un jefe originario de Belén; por mediación suya, Dios los liberaría, pero el pueblo tendría que asumir su propia responsabilidad. Por su parte, el relato del Evangelio de san Lucas presenta el encuentro anticipado de la madre de dos profetas sobresalientes, Jesús y Juan el Bautista que consagraron su vida a la consolidación de la paz Desde la tradición profética de Israel, las transformaciones radicales dentro de la historia del pueblo, comienzan siempre con señales modestas. El nacimiento de dos niños pequeños, en medio de dos familias humildes, sería la pequeña semilla de paz que Dios sembraría en medio de Israel, llamado a ser tierra fecunda.

    ResponderEliminar