sábado, 31 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Sábado, marzo 31, 2012

Autor: José Cisneros | Fuente: Catholic.net
Conviene que uno muera por todos
Juan 11, 45-56. Cuaresma. La Semana Santa que está a punto de comenzar es una invitación personal a acompañar al Señor.
 
Conviene que uno muera por todos
Del santo Evangelio según san Juan 11, 45-56

Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él. Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. Si le dejamos que siga así, todos creerán en Él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.» Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.» Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Desde este día, decidieron darle muerte. Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»

Oración introductoria:
Jesús, gracias por este momento en que me permites estar de nuevo abrazado a Ti. Sé que en estos días te he causado algunos dolores con mis pecados, pero sé también que me quieres perdonar, y ante todo, quieres que haga ahora mismo, una nueva experiencia de tu amor. Quiero conocerte a Ti y vivir desde ahora con la resolución de anunciarte decididamente con mi alegría y testimonio.

Petición:
Señor, déjame conocer una parte de tu corazón, para que, viendo todo tu amor, no sea como los fariseos que te negaron aun después de haber visto tus milagros.

Meditación del Papa:
Jesús se dirige a Dios llamándolo «Padre». Este término expresa la conciencia y la certeza de Jesús de ser «el Hijo», en íntima y constante comunión con él, y este es el punto central y la fuente de toda oración de Jesús. Lo vemos claramente en la última parte del Himno, que ilumina todo el texto. Jesús dice: «Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (Lc 10, 22). Jesús, por tanto, afirma que sólo «el Hijo» conoce verdaderamente al Padre. Todo conocimiento entre las personas -como experimentamos todos en nuestras relaciones humanas- comporta una comunión, un vínculo interior, a nivel más o menos profundo, entre quien conoce y quien es conocido: no se puede conocer sin una comunión del ser. En el Himno de júbilo, como en toda su oración, Jesús muestra que el verdadero conocimiento de Dios presupone la comunión con él: sólo estando en comunión con el otro comienzo a conocerlo; y lo mismo sucede con Dios: sólo puedo conocerlo si tengo un contacto verdadero, si estoy en comunión con él. Por lo tanto, el verdadero conocimiento está reservado al Hijo, al Unigénito que desde siempre está en el seno del Padre (cf. Jn 1, 18), en perfecta unidad con él. Sólo el Hijo conoce verdaderamente a Dios, al estar en íntima comunión del ser; sólo el Hijo puede revelar verdaderamente quién es Dios. (Benedicto XVI, Audiencia general, miércoles 7 de diciembre de 2011)

Reflexión:
Los maestros de la ley, aunque tuvieron muchos encuentros con Jesús, nunca lo conocieron de verdad. De la misma manera nos puede pasar a nosotros, que encontrándonos muchas veces con el maestro y viendo sus milagros, decidamos darle muerte en nuestra vida. Sus milagros siempre están presentes, incluso aquellos que nos parecen grandes desgracias son milagros, pues son las oportunidades que nos concede para que nos volvamos a afianzar en Él. Podemos pensar en el trabajo que hemos perdido, en la pareja que nos ha dejado, en la felicidad que ya no tenemos, pero, como Lázaro, hace falta morir para que Él venga y nos resucite, hace falta dejar de lado lo que nos hace esclavos para que Él nos libere.
Ante esto, podemos tomar dos caminos: el de aceptar su acción en nuestra vida, o como los fariseos, darle muerte para que no se acabe el pueblo y la nación de nuestros gustos personales y de nuestro egoísmo. Él ya ha llorado nuestra muerte y quiere actuar en nuestra vida, pero hay que dejarlo actuar como Él quiere actuar y no como nosotros le obliguemos. Por esta razón, abrámonos a su gracia, a su amor, a su mirada, a su sabiduría y dejemos que Él nos penetre con sus milagros, milagros de resurrección.
La resurrección de Lázaro acrecienta el número de aquellos que creen en Jesús, pero al mismo tiempo determina el inicio de una conspiración por parte de sus enemigos. El tiempo había dividido a los hombres en dos bandos: los que están con Cristo y los que están contra Él.
Jesús ha sido siempre la piedra sobre la cual los hombres se dividen y encuentran ya sea la salvación, ya sea la perdición. Sin duda, con la colaboración de algunos hombres y con la oposición de otros, el plan eterno de Dios se va realizando: "Jesús debía morir para reunir a todos los hijos de Dios que estaban dispersos". Concluyendo el tiempo de cuaresma que se nos ha concedido, no podemos permanecer indecisos. Es hora de analizar cómo ha mejorado nuestra relación con Él.
Ninguna oportunidad ofrecida por Dios carece de importancia en el camino que recorremos para alcanzarle: "Teme la gracia de Dios que pasa y no vuelve".
La Semana Santa que está a punto de comenzar es una invitación personal a acompañar al Señor en su camino hacia el Calvario y la Resurrección. Debemos dejarnos interpelar por esta llamada: "Si morimos con Él, viviremos con Él".

Propósito:
En un momento de oración durante el día, cerraré mis ojos tranquilamente y le pediré a Jesús con mucha confianza la gracia de conocerle y de aceptar su voluntad en mi vida.

Diálogo con Cristo:
Jesús, después de haber hecho una experiencia de tu acción en mi vida, quiero agradecerte por ayudarme a comprender con más fe tus milagros diarios y frecuentes. Me duele pensar que te pueda abandonar por mi egoísmo y que decida darte muerte aunque vea tus milagros. Por eso, te pido un corazón humilde para que pueda acogerme generosamente a tu Voluntad en mí y pueda hacer una experiencia cada vez más dulce y más nueva de tu presencia atenta en mi vida diaria. Gracias, Jesús, por estar aquí. ¡Qué bien se está aquí contigo! Gracias.

"Sirviéndolo, rechazando y olvidando todo lo que nos atormenta, porque es Él quien nos ayudará en el camino elegido. No estamos solos. Confiemos en Él". (Beata Madre Teresa de Calcuta)

Lecturas del Día Sábado, marzo 31, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Ezequiel (37, 21-28)
Esto dice el Señor Dios: "Voy a recoger de las naciones a donde emigraron, a todos los israelitas; de todas partes los congregaré para llevarlos a su tierra. Haré de ellos un solo pueblo en mi tierra, en los montes de Israel; habrá un solo rey para todos ellos y nunca más volverán a ser dos naciones, ni a dividirse en dos reinos.
Ya no volverán a mancharse con sus ídolos, sus abominaciones y con todas sus iniquidades; yo los salvaré de las infidelidades que cometieron y los purificaré; ellos van a ser mi pueblo y yo voy a ser su Dios.
Mi siervo David será su rey y todos ellos no tendrán más que un pastor; cumplirán mis mandamientos y pondrán por obra mis preceptos. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob y en la que habitaron los padres de ustedes, y ahí vivirán para siempre ellos, sus hijos y sus nietos; mi siervo David será su rey para siempre.
Voy a hacer con ellos una alianza eterna de paz. Los asentaré, los haré crecer y pondré mi santuario entre ellos para siempre. En medio de ellos estará mi templo: yo voy a ser su Dios y ellos van a ser mi pueblo.
Las naciones sabrán que yo soy el Señor que santifica a Israel, cuando vean mi santuario en medio de ellos para siempre".

Salmo Responsorial:
Salmo 31
Señor cuidara a su pueblo como un pastor a su rebaño.
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, anúncienla aun en las islas más remotas: "El que dispersó a Israel lo reunirá y lo cuidará como el pastor a su rebaño".
Porque el Señor redimió a Jacob y lo rescató de las manos del poderoso. Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión y vendrán a gozar de los bienes del Señor.
Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando; se sentirán felices jóvenes y viejos, porque yo convertiré su tristeza en alegría, los llenaré de gozo y aliviaré sus penas. 

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (11, 45-56)
En aquel tiempo, muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro creyeron en Él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían: "¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en Él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación".
Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no toda la nación perezca”. Sin embargo, esto no lo dijo por sí mismo, sino que, siendo sumo sacerdote aquel año profetizó que Jesús iba a morir por la nación, y no sólo por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios, que estaban dispersos. Por lo tanto, desde aquel día tomaron la decisión de matarlo.
Por esta razón, Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la ciudad de Efraín, en la región contigua al desierto y allí se quedó con sus discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a otros: "¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?".

viernes, 30 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Viernes, marzo 30, 2012

Autor: Carlos Andrés Gómez | Fuente: Catholic.net
¡La humildad en las obras!
Juan 10, 31-42. Cuaresma. Ánimo y fuerza para continuar acompañando a Cristo hasta el pie del Calvario.
 
¡La humildad en las obras!
Del santo Evangelio según san Juan 10, 31-42

En aquel tiempo los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?» Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? Si la escritura llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura -a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos acudieron a Él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en Él.

Oración introductoria:
Señor, ayúdame a limpiar mi corazón para conocerte en todo lo que realizo;que pueda ver tu mano y amor en todo lo que me rodea. Ayúdame a estar contigo en esta meditación y haz que mi corazón sea más semejante al tuyo, sobre todo en la virtud de la humildad.Tú conoces mis intenciones más íntimas y quiero ponerlas en tus manos. En el corazón de María, pongo a todos mis seres queridos, y también todo aquello que perturba mi corazón.

Petición:
Señor, que me dé cuenta del gran amor que me tienes, y concédeme la gracia de ser humilde en mi deber como cristiano.

Meditación del Papa:
También «humildad» es una palabra clave del Evangelio, de todo el Nuevo Testamento. En la humildad nos precede el Señor. En la carta a los Filipenses, san Pablo nos recuerda que Cristo, que estaba sobre todos nosotros, que era realmente divino en la gloria de Dios, se humilló, se despojó de su rango haciéndose hombre, aceptando toda la fragilidad del ser humano, llegando hasta la obediencia última de la cruz (cf. 2, 5-8). «Humildad» no quiere decir falsa modestia -agradecemos los dones que el Señor nos ha concedido-, sino que indica que somos conscientes de que todo lo que podemos hacer es don de Dios, se nos concede para el reino de Dios. Trabajamos con esta «humildad», sin tratar de aparecer. No buscamos alabanzas, no buscamos que nos vean; para nosotros no es un criterio decisivo pensar qué dirán de nosotros en los diarios o en otros sitios, sino qué dice Dios. Esta es la verdadera humildad: no aparecer ante los hombres, sino estar en la presencia de Dios y trabajar con humildad por Dios, y de esta manera servir realmente también a la humanidad y a los hombres. (Benedicto XVI, "Lectio divina", Jueves 10 de marzo de 2011)

Reflexión apostólica:
De Dios provienen todas las cosas, nosotros somos una simple herramienta en sus manos. La humildad nos ayuda a no llenarnos de soberbia, que es creer que todo lo que hacemos lo hacemos con nuestras propias fuerzas. Con la humildad,dejamos que Dios actúe en nosotros y que Él haga el bien al hombre por nuestro medio.
Esta misión Dios ya la puesto en mis manos antes de que yo naciera, y además, no me deja solo, sino que me da su fuerza para que la lleve a cabo (cf. Jeremías 1, 1-10). Por eso, debo de ser muy humilde, o al menos tender a la humildad todos los días para poder escuchar mejor la Santísima voluntad de Dios, que me la expresa todos los días por medio de la oración y de los sacramentos.
Faltan pocos días para terminar de acompañar a Cristo en su travesía a Jerusalén. Durante la cuaresma hemos caminado junto Él y llega el momento en que se demostrará cómo ha sido nuestra cercanía a lo largo de estos días. Una vez más Cristo prepara no sólo a sus apóstoles, sino sobre todo pretende enseñar los preceptos de su Padre a los escribas y fariseos. Enseñanzas muy difíciles de aceptar por los eruditos en la ley, por no decir imposible. Sin embargo, Cristo debe actuar guste o no los "expertos" en la ley.
Convendría examinar cuál es la única confianza humana de Jesús en sus predicaciones. Y no es otra que la certeza de predicar y vivir lo que su Padre le enseña. El amor a Dios y al prójimo. Por este motivo buscan apedrear a Jesús y como no apagarán su odio sólo con unas piedras buscarán llevarlo a la cruz.
No nos debería parecer extraña la actitud de los fariseos, porque que un hombre como ellos se declare el Hijo de Dios sí que debió ser costoso aceptarlo. Lo que nos debería asombrar de los fariseos es la forma cómo estaban viviendo pues, ya era tanto su orgullo que ya no defendían la doctrina que enseñaban sino la fama y el honor que habían logrado hasta entonces. Por eso, ni siquiera eran capaces de aceptar el testimonio de un ciego recién curado, o la resurrección de Lázaro o los pasos de un paralítico curado en sábado. ¿Le condenarían también por predicar el mandamiento del amor, por enseñar doctrinas como "ama a tus enemigos" o "perdona quien te ha ofendido"? ¿Por cuál de todas ellas le van a apedrear?
Cobremos ánimo y fuerza para continuar acompañando a Cristo hasta el pie del calvario. Hemos seguido sus huellas durante estos 40 días y no vamos a abandonarle en el momento más difícil. Es necesario seguir acompañándole con nuestra oración diaria, con nuestra responsabilidad en nuestros compromisos y con todo aquello que nos mantenga unido a Él.

Propósito:
Buscaré ver a Dios en todo lo que hago, dándole gracias por lo bueno y lo malo.

Diálogo con Cristo:
Señor,Tú sabes mejor que nadie cuán frágil soy y cuánta ayuda necesito para obrar como Túdeseas.Por eso, vengo ante ti este día, para pedirte perdón por no escucharte ni ver el gran amor que me tienes. Este día quiero ser un reflejo de tu amor; que los demás vean en mí el gran amor por el cual Cristo se hizo el más humilde de todos para salvarnos.

Una vez estaba yo considerando por qué razón era nuestro Señor tan amigo de esta virtud de la humildad, y se me puso delante, a mi parecer, sin considerarlo, esto: que es porque Dios es suma Verdad y la humildad es andar en verdad. (Sta. Teresa Las Moradas, VI, 10)

Lecturas del Día Viernes, marzo 30, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Jeremías (20, 10-13)
En aquel tiempo, dijo Jeremías: "Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: 'Terror por todas partes. Denunciemos a Jeremías, vamos a denunciarlo'. Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: 'Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengamos de él'.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor, porque Él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados".

Salmo Responsorial:
Salmo 17
Sálvame, Señor, en el peligro.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera.
Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo.
Olas mortales me cercaban, torrentes destructores me envolvían; me alcanzaban las redes del abismo y me ataban los lazos de la muerte.
En el peligro invoqué al Señor, en mi angustia le grité a mi Dios; desde su templo, Él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 31-42)
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: "He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?".
Le contestaron los judíos: "No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios". Jesús les replicó: "¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: 'Soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre". Trataron entonces de apoderarse de Él, pero se les escapó de las manos.
Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a Él y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de este, era verdad muchos creyeron en Él allí.

jueves, 29 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Jueves, marzo 29, 2012

Autor: H. Roque Eduardo Peña | Fuente: Catholic.net
Las palabras que nos darán la Vida Eterna
Juan 8, 51-59. Cuaresma. Jesús, Tú tienes palabras de vida eterna. En ellas, nos enseñas a hacer el bien a los que nos hagan mal.
 
Las palabras que nos darán la Vida Eterna
Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás». Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás." ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "El es nuestro Dios", y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra. Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró». Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

Oración introductoria:
Señor Jesús, el tiempo de Cuaresma llega a su fin y los días de tu Pasión se acercan. En este tiempo que queda, ayúdame a no dejar de esforzarme por convertirme; ayúdame a renovar mi deseo de cambiar mi corazón de piedra, por uno de carne como el Tuyo. Los judíos de este Evangelio tenían el corazón tan cerrado que no descubrieron el secreto que les revelabas: que Tú eres Dios. ¡No permitas que se endurezca mi corazón! Tócalo. Háblale. Que te pueda amar con la misma intensidad de tu Amor, que llega a dar la vida por mí. Señor, sé mi luz y mi camino en lo que queda en esta semana previa a la semana santa para no caer en la tentación de bajar la guardia en mi lucha contra el pecado. Y que, como Abraham, yo también me regocije con el único deseo de poder verte.

Petición:
Señor, para alcanzar la vida eterna debo ser fiel a tus palabras. Enséñame cuáles son tus palabras para poder aplicarlas en mi vida y alcanzar así la vida eterna.

Meditación del Papa:
"Jesús no puede callar su propia identidad". Sin embargo, sus palabras hieren el orgullo de sus interlocutores; también la referencia al gran patriarca Abraham se convierte en motivo de conflicto. "En verdad, en verdad os digo —afirma el Señor-: antes de que Abraham existiera, Yo soy" (Jn 8, 58). Sin medios términos, declara su preexistencia y, por tanto, su superioridad con respecto a Abraham, suscitando —comprensiblemente— la reacción escandalizada de los judíos. Pero Jesús no puede callar su propia identidad; sabe que, al final, será el Padre mismo quien le dará la razón, glorificándolo con la muerte y la resurrección, porque, precisamente cuando sea elevado en la cruz, se revelará como el Hijo unigénito de Dios (Benedicto XVI, Jueves 2 de abril de 2009)

Reflexión:
En este evangelio, la primera frase es simple y envuelve una gran verdad: "El que es fiel a mis palabras, no morirá para siempre". ¿Cuáles son las palabras de Jesús? Son las que hemos escuchado a lo largo de este tiempo de Cuaresma y que seguimos escuchando a lo largo del año: Quien come mi carne y bebe mi Sangre...
Amaos los unos a los otros... Al que te golpee en una mejilla, ofrécele la otra... Anda y no peques más... En resumen, sería la vivencia de los 10 mandamientos, pero no quedándonos en el no matarás, no robarás... sino vivirlos a la "positiva": no robar, pero sí dar al que no tiene; no codiciar los bienes ajenos, pero sí codiciar los bienes del Cielo... Además otra parte de las palabras de Jesús, la encontramos en la vivencia de los sacramentos, especialmente el de la Eucaristía y la Confesión y en la obras de misericordia: corporales y espirituales.
El Evangelio continúa con la discusión de los judíos con Cristo, pues no le creían lo de no morir para siempre. Y aquí, Cristo aprovecha para revelar su identidad: "Yo conozco al Padre", "Desde antes que naciera Abraham, Yo Soy". La dureza de corazón no les permite ver ni escuchar. Tienen ojos y no ven, oídos, pero no escuchan, y terminan queriendo apedrearlo. Cristo no se impone a los demás, al que escucha le sigue hablando, como fue el caso de la samaritana que iba a buscar agua en el pozo. Al que no le escucha, le respeta su libertad y continúa hablando a los demás. Sin embargo, seguirá presentando ocasiones para que todos lleguen a conocerlo.
Las palabras de Cristo tienen un profundo significado para el hombre de hoy. Pero sólo las entienden quienes las escuchan con una actitud de sencillez y de humildad. Cristo, no nos pide grandes sacrificios, ni heroísmos, ni mucho menos "milagros sobrehumanos"; lo único que nos pide es que le aceptemos en nuestro interior con fe y sencillez.
A través de toda la Escritura y del mismo Evangelio, podemos contemplar a un Dios enamorado de la humildad. Es en esta virtud donde se muestra un gesto típicamente humano, un signo que nos acredita ante Dios como sus criaturas. La soberbia, por el contrario, significa siempre enfrentamiento a Dios, rebeldía, rechazo, sea cual fuere su forma: como los fariseos del evangelio, la soberbia lleva hasta coger piedras contra Jesucristo.
Busquemos acercarnos a la Persona mansa y humilde de Cristo, para que vaya modelando nuestro corazón, y nos permita comprenderlo, amarlo y asemejarnos más a Él sobre todo en este periodo cuaresmal.

Propósito:
Renovar mis propósitos cuaresmales y en caso de no tenerlos o haberlos olvidado, tomar otro u otros que me ayuden a renunciar al pecado con el que más ofendo a Dios.

Diálogo con Cristo:
Jesús, Tú tienes palabras de vida eterna. En ellas, nos enseñas lo que es la justicia cristiana, que consiste en hacer el bien a los que nos hagan mal, y no como la justicia humana, que devuelve mal por mal. Concédeme tu gracia para poder vivir realmente como cristiano, formando en mí —especialmente en este tiempo de Cuaresma— una conciencia anti-pecado. Cambia mi corazón y aumenta mi fe para creer que Tú eres realmente el Hijo de Dios.

Y dijo Jesús a los doce: «¿Queréis iros vosotros también?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». (San Juan 6, 67-69)

Lecturas del Día Jueves, marzo 29, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del Génesis (17, 3-9)
Cuando Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios le dijo:
"Aquí estoy. Esta es la alianza que hago contigo: Serás padre de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque te he constituido como padre de muchas naciones. Te haré fecundo sobremanera; de ti surgirán naciones y de ti nacerán reyes. Contigo y con tus descendientes, de generación en generación, establezco una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus descendientes. A ti y a tus descendientes les daré en posesión perpetua toda la tierra de Canaán, en la que ahora vives como extranjero; y yo seré el Dios de ustedes".
Después le dijo Dios a Abraham: "Cumple, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación".

Salmo Responsorial:
Salmo 104
El Señor nunca olvida sus promesas.
Recurran al Señor y a su poder, búsquenlo sin descanso. Recuerden los prodigios que Él ha hecho, sus portentos y oráculos.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (8, 51-59)
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre". Los judíos le dijeron: "Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: 'El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre'. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?".
Contestó Jesús: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: 'Es nuestro Dios', aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello".
Los judios le replicaron: "No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?". Les respondió Jesús: "Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy".
Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.

miércoles, 28 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Miércoles, marzo 28, 2012

Autor: Carlos Henrique Farias, L.C. | Fuente: Catholic.net
Señor, hemos creído
Juan 8, 31-42. Cuaresma. De los primeros cristianos se decía: "Mirad cómo se aman". ¿Qué se puede decir de nosotros?
 
Señor, hemos creído
Del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42
En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en Él: "Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad os hará libres". Ellos replicaron: "Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Serán libres?" Jesús les contestó: "Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo tratan de matarme, porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han oído en casa de su padre". Ellos le respondieron: "Nuestro padre es Abraham". Jesús les dijo: "Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre". Le respondieron: "Nosotros no somos hijos de la prostitución. No tenemos más padre que a Dios". Jesús les dijo entonces: "Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por Él".

Oración introductoria:
A pesar de todo, Señor, Tú aún me quieres. Vengo a agradecerte y decirte que creo firmemente que me quieres. Enséñame a ser desprendido de corazón hacia las cosas de este mundo y enséñame a comprender que Tú no necesitas mi amor, pero que yo necesito amarte para ser feliz. Enséñame que el amor es un acto libre del hombre y que el apego a las cosas de este mundo o el amor por interés, no es amor, sino esclavitud. Dame un corazón puro para amar de verdad, un corazón que sea indiferente hacia todo lo que no sea Tú mismo. En ti, Dios amor, todo lo podemos, todo lo buscamos y todo lo esperamos desde tu corazón.

Petición:
Señor, Tú lo has dicho: mi Padre y vuestro Padre. Dame la fuerza de profesar un amor real y apasionado hacia Dios, que se realiza en una relación de fe y entrega a tu voluntad, porque el que ama a tu Padre, lo ama por medio de ti y en ti, y permanece en tu amor, verdad libertadora.

Meditación del Papa:
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él » (1 Jn 4, 16). Estas palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino. Además, en este mismo versículo, Juan nos ofrece, por así decir, una formulación sintética de la existencia cristiana: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él».
Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. En su Evangelio, Juan había expresado este acontecimiento con las siguientes palabras: «Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna» (cf. 3, 16). (Benedicto XVI, Deus Caritas est, 1)

Reflexión:
Permanecer en Dios significa que confío en que Dios me quiere y en eso creo; consecuentemente, el amor de Dios permanece en mí; pero más que el amor de Dios, es el mismo Dios quien se hace presente en mi vida, porque Él es Amor.
El hecho de que el hombre sólo ama cuando lo desea ardientemente, genera en sí una gran fuerza: la Verdad que nos hace libres. Por eso, todo el verdadero amor trae en sí una indiferencia hacia todo lo demás. No indiferencia afectiva, sino indiferencia de espíritu, que nos otorga una nueva visión hacia las cosas, viéndolas desde el amor que nos purifica.
Así que el amor no son palabras, sino experiencia, una opción fundamental de vida y una orientación decisiva. Camino, verdad y vida, es permanecer en el amor de Dios.
Ser discípulo de Cristo quiere decir permanecer fieles a su palabra. Sin darnos cuenta podemos llegar a ser esclavos de nuestros pecados. Sin embargo, nos atrevemos a decir: "Yo soy un buen cristiano, no soy blasfemo, no robo, no mato y voy a misa todos los domingos".
Del mismo modo los judíos decían: "Nosotros somos descendencia de Abraham, y no hemos sido nunca esclavos de nadie". Ser fiel a la palabra de Cristo no consiste en decir "no". Más bien es un decir "sí". No significa vivir cumpliendo vagamente unos preceptos, no significa adherirse a una ley neutra que endurece nuestros corazones como aquellos de los fariseos. Quiere decir, sin embargo, querer ir más allá del egoísmo, aceptar ser fiel al máximo mandamiento que nos ha dejado Cristo: el amor.
Podemos preguntarnos: ¿Amamos verdaderamente? ¿Sabemos amar? De los primeros cristianos se decía: "Mirad cómo se aman". ¿Qué se puede decir de nosotros? : "¿Mirad cómo se critican sin piedad?"
Abramos nuestros corazones para permanecer fieles a la Palabra de Cristo para que pueda llamarnos sus discípulos.

Propósito:
En el día de hoy, voy reflexionar qué tan libre es mi amor hacia Dios y buscar saber por qué -si es que lo amo- no soy coherente y no permanezco en su amor ante un mundo tan necesitado de Dios. Y voy a hacer un acto de amor hacia Dios que brote libremente y sea hacia el Dios que se encuentra presente en el prójimo que me necesita.

Diálogo con Cristo:
Jesús, ¡qué superficial y volátiles son los bienes y las cosas de este mundo! ¡Qué tan poco dominio tenemos los hombres de las cosas, en especial cuando las buscamos dominar bajo nuestro control! Todo pasa, sólo Tú bastas. ¡Qué verdad tan cierta, ardua y suave al mismo tiempo! ¡Qué sencillez complicada para nosotros llegar a desprendernos de todo para llegar libremente hacia ti y permanecer en tu amor, ser de los tuyos y caminar por la verdad!
¿Por qué, Señor, cuando sabemos que contigo todo se hace posible, nos alejamos de ti como ladrones que huyen temerosos? ¿Por qué buscamos direcciones contrarias a la que es la última y única verdad? ¿Por qué teniendo las llaves de nuestras cadenas, preferimos permanecer atados?
Jesús, yo he creído en ti. Dame en esta cuaresma un amor nuevo. En este tiempo de conversión y salvación, queremos renunciar al pecado. Danos, Señor, de tu agua pura que nos hace vivir.

Sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen. (Blaise Pascal)

Lecturas del Día Miércoles, marzo 28, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Daniel (3, 14-20. 49-50. 91-92. 95)
En aquellos días dijo el rey Nabucodonosor: "¿Es cierto, Sedrak, Mesak y Abednegó, que no quieren servir a mis dioses, ni adorar la estatua de oro que he mandado levantar? Pues bien, si no es cierto, estén dispuestos para que, al oír sonar el cuerno, la flauta, la cítara, el salterio, la chirimía y toda clase de instrumentos, se postren y adoren la estatua que he mandado hacer. Pero si no la adoran, serán arrojados inmediatamente a un horno encendido. ¿Y qué dios podrá librarlos entonces de mis manos?".
Pero Sedrak, Mesak y Abednegó contestaron al rey Nabucodonosor: "No es necesario responder a tu pregunta, pues el Dios a quien servimos puede libramos del horno encendido y nos librará de tus manos; y aunque no lo hiciera, sábete que de ningún modo serviremos a tus dioses, ni adoraremos la estatua de oro, que has mandado levantar".
Entonces Nabucodonosor se enfureció y la expresión de su rostro cambió para Sedrak, Mesak y Abednegó. Mandó encender el horno y aumentar la fuerza del fuego siete veces más de lo acostumbrado. Después ordenó que algunos de los hombres más fuertes de su ejército ataran a Sedrak, Mesak y Abednegó y los arrojaran al horno encendido. Pero el ángel del Señor bajó del cielo, se puso junto a ellos, apartó las llamas y produjo en el horno un frescor como de brisa y de rocío, y el fuego no los atormentó, ni los hirió, ni siquiera los tocó. El rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó precipitadamente y dijo a sus consejeros: "¿Acaso no estaban atados los tres hombres que arrojamos al horno?". Ellos contestaron: "Sí, señor". El rey replicó: "¿Por qué, entonces, estoy viendo cuatro hombres sueltos, que se pasean entre las llamas, sin quemarse? Y el cuarto, parece un ángel". Nabucodonosor los hizo salir del horno y exclamó: "Bendito sea el Dios de Sedrak, Mesak y Abednegó, que ha enviado a su ángel para librar a sus siervos, que confiando en él, desobedecieron la orden del rey y expusieron su vida, antes que servir y adorar a un dios extraño".

Salmo Responsorial:
Daniel 3
Bendito seas para siempre, Señor.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso.
Bendito seas en tu templo santo y glorioso. Bendito seas en el trono de tu reino.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (8, 31-42)
En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en Él: "Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderamente discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos replicaron: "Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: 'Serán libres'?".
Jesús les contestó: "Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo del pecado y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo, tratan de matarme porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han oído en casa de su padre".
Ellos le respondieron: "Nuestro padre es Abraham". Jesús les dijo: "Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre". Le respondieron:
"Nosotros no somos hijos de prostitución. No tenemos más padre que a Dios".
Jesús les dijo entonces: "Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por Él".

martes, 27 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Martes, marzo 27, 2012

Autor: Carlos Henrique Farias | Fuente: Catholic.net
Una oportunidad más
Juan 8, 21-30. Cuaresma. La vida del hombre solo tiene sentido cuando está orientada a cumplir la voluntad de Dios.
 
Una oportunidad más
Del santo Evangelio según san Juan 8, 21-30
Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: "Adonde yo voy, vosotros no podéis ir?» El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él». Al hablar así, muchos creyeron en él.

Oración introductoria:
Venid,Padre de los pobres,Donador de los dones, Luz del corazón.Aquí me prostro ante tu presencia, suplicándote, Dios mío, tus dones.Aumenta mi fe, dame el don de comprender mi vida bajo la mirada de tus dulces ojos. Dame hoy el don de la confianza, para que, anclado en tu luz, pueda dar esperanza a aquellos que viven en las tinieblas. En Ti,todo lo puedo, y en Ti, todo lo espero. No permitas, Jesús, que yo me aleje de ti.Sólo Tú eres mi esperanza.No me dejes morir en mis pecados.

Petición:
Jesús, Tú eres capaz de todo por amor al hombre, incluso de clavarte en la cruz.Haz que sea capaz de comprender tus palabras que llegan a mis oídos por medio de las personas que me rodean.Hazme ver que en todas las personas Tú también estás presente. Señor,¡cuántas oportunidades me das de corresponderte!Quiero darte en estos días la oportunidad de que entres en mi vida.

Meditación del Papa:
Alguno de vosotros podría tal vez identificarse con la descripción que Edith Stein hizo de su propia adolescencia, ella, que vivió después en el Carmelo de Colonia: "Había perdido consciente y deliberadamente la costumbre de rezar". Durante estos días podréis recobrar la experiencia vibrante de la oración como diálogo con Dios, del que sabemos que nos ama y al que, a la vez, queremos amar. Quisiera decir a todos insistentemente: Abrid vuestro corazón a Dios. Dejaos sorprender por Cristo. Dadle el "derecho a hablaros" durante estos días. Abrid las puertas de vuestra libertad a su amor misericordioso. Presentad vuestras alegrías y vuestras penas a Cristo, dejando que él ilumine con su luz vuestra mente y toque con su gracia vuestro corazón. En estos días bendecidos con la alegría y el deseo de compartir, haced la experiencia liberadora de la Iglesia como lugar de la misericordia y de la ternura de Dios para con los hombres. En la Iglesia y mediante la Iglesia llegaréis a Cristo, que os espera.(Benedicto XVI, Jueves 18 de agosto de 2005)

Reflexión:
A Dios sólo se le conoce en la oración. Mientras nos encontremos fuera de nosotros mismos, no podremos encontrar lo que, sedientos, buscamos en las cosas externas. Como dice el Papa: dejémonos sorprender por Cristo. En nuestro corazón, está escrito el profundo deseo de amar y ser amados¿Por qué no darle una oportunidad a Aquél que,en el extremo deseo de amar, fue capaz de abrazar el leño de la cruz? Ahora, es tiempo de conversión.Abramos nuestras puertas para que entre la luz.Hagamos la experiencia de un amor que nunca falla. Démonos a la oportunidad de comprobar el amor de Cristo por nosotros mismos y fortalecernos en la fe.
Toda la vida de Cristo está orientada a cumplir la misión que el Padre le ha encomendado. En la mente, en el corazón de Jesús, está grabada la Voluntad Santísima de su Padre. Este pasaje evangélico nos muestra cuál es la actitud del Hijo del Hombre en este mundo: Yo hago siempre lo que le agrada al Padre. Dios pudo haber redimido a la humanidad con un solo pensamiento, con un deseo, pero ha manifestado su voluntad al querer enviar a su propio Hijo para redimir al mundo.
La vida del hombre únicamente tiene sentido cuando se ve orientada a cumplir la voluntad de Dios. Pero este cumplimiento de la voluntad de Dios no puede ser servil, sino que debe imitar el ejemplo de Cristo, de un hijo que busca agradar a su padre en todo. Un padre puede encontrar mayor felicidad cuando ve que su hijo hace lo que le pide, no como una obligación, sino porque quiere agradarle. Cuando un hijo lleva buenas calificaciones a su papá, no porque busca que lo dejen salir a jugar, sino porque lo ama, porque sabe que esto que lleva a casa es lo que agrada a su padre.
La voluntad de Dios en nuestra vida se va manifestando a través de la exigencia de nuestros compromisos como cristianos. En el cumplimiento de nuestro deber en el trabajo, en el hogar, en la escuela. En la defensa de la vida, en ayudar a los más necesitados. Incluso cuando vienen las dificultades en la vida diaria, si todo lo vemos desde la perspectiva sobrenatural como Cristo, veremos en cada momento la voluntad de Dios detrás de cada uno de los acontecimientos de nuestra vida.


Propósito:
Esta semana voy dar una nueva oportunidad a Cristo en mi vida buscando auxilio en una sincera confesión.

Diálogo con Cristo:
Señor Jesús, ¡cuántas veces te niego el acceso a mi vida!¡Cuántas veces pienso que yo tengo la fuerza de actuar por mí mismo hasta el punto en que Tú tienes que salir de mi vida!¡Cuántas veces te busco fuera de mí y no te encuentro! Quiero que entres donde todavía no tenías acceso en mi corazón.Y quiero agradecerte por saber esperarme con tus brazos abiertos hasta que yo libremente corra hacia ti.Gracias porque Tú me das otra oportunidad cada vez que yo la busco.

Se entra en oración como se entra en la liturgia: por la puerta estrecha de la fe. A través de los signos de su presencia, es el rostro del Señor lo que buscamos y deseamos, es su palabra lo que queremos escuchar y guardar. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2656).

Lecturas del Día Martes, marzo 27, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro de los Números (21, 4-9)
En aquellos días, los hebreos salieron del monte Hor en dirección al Mar Rojo, para rodear el territorio de Edom; pero por el camino, el pueblo se impacientó y murmuró contra Dios y contra Moisés, diciendo: "¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos en el desierto? No tenemos pan ni agua y ya estamos hastiados de esta miserable comida".
Entonces envió Dios contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes". Moisés rogó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: "Haz una serpiente como ésas y levántala en un palo. El que haya sido mordido por las serpientes y mire la que tú hagas, vivirá". Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado.

Salmo Responsorial:
Salmo 101
Señor, escucha mi plegaria.
Señor, escucha mi plegaria; que a tu presencia lleguen mis clamores. El día de la desgracia, Señor, no me abandones. Cuando te invoque, escúchame y enseguida respóndeme.
Cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso, cuando oiga el clamor del oprimido y no se muestre a sus plegarias sordo, entonces al Señor temerán todos los pueblos y su gloria verán los poderosos.
Esto se escribirá para el futuro y alabará al Señor el pueblo nuevo, porque el Señor, desde su altura santa, ha mirado a la tierra desde el cielo, para oír los gemidos del cautivo y librar de la muerte al prisionero.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (8, 21-30)
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo me voy y ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden venir". Dijeron entonces los judíos: "¿Estará pensando en suicidarse y por eso nos dice: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'?". Pero Jesús añadió: "Ustedes son de aquí abajo y yo soy de allá arriba; ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Se lo acabo de decir: morirán en sus pecados, porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados".
Los judíos le preguntaron: "Entonces ¿quién eres tú?". Jesús les respondió: "Precisamente eso que les estoy diciendo. Mucho es lo que tengo que decir de ustedes y mucho que condenar. El que me ha enviado es veraz y lo que yo le he oído decir a Él es lo que digo al mundo". Ellos no comprendieron que hablaba del Padre.
Jesús prosiguió: "Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que Yo Soy y que no hago nada por mi cuenta; lo que el Padre me enseñó, eso digo. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a Él le agrada". Después de decir estas palabras, muchos creyeron en Él.

lunes, 26 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Lunes, marzo 26, 2012

Autor: P. Antonio Izquierdo, P. Florian Rodero | Fuente: Catholic.net
Cuando el ángel vino a María...
Lucas 1, 26-38. Solemnidad de la Anunciación. Cristo solamente pide de nosotros, como pidió de María, un confiado "hágase en mi según tu palabra".
 
Cuando el ángel vino a María...
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

Oración introductoria:
María, acompáñame en esta oración para que sepa estar dispuesto, con una gran fe, a escuchar y acoger hoy el llamado de Dios. Que con confianza y con amor, responda con prontitud y generosidad.

Petición:
María, enséñame a amar sin medida.

Meditación del Papa:
La Anunciación a María representa mucho más que ese particular episodio evangélico, por otro lado fundamental: contiene todo el misterio de María, toda su historia, su ser, y al mismo tiempo habla de la Iglesia, de su esencia para siempre; como también de cada creyente en Cristo, de cada alma cristiana llamada. En este punto debemos tener presente que no hablamos de personas del pasado. Dios, el Señor, nos ha llamado a cada uno de nosotros, cada uno es llamado por su nombre. Dios es tan grande que tiene tiempo para cada uno de nosotros, me conoce, nos conoce a cada uno por el nombre, personalmente. Es una llamada personal a cada uno de nosotros. Pienso que debemos meditar varias veces este misterio: Dios, el Señor, me ha llamado a mí, me llama, me conoce, espera mi respuesta como esperaba la respuesta de María, esperaba la respuesta de los Apóstoles. Dios me llama: este hecho debería hacernos estar atentos a la voz de Dios, atentos a su Palabra, a su llamada hacia mí, para responder, para realizar esta parte de la historia de la salvación para la que me ha llamado» (Benedicto XVI, 4 de marzo de 2011).

Reflexión:
Cuando el ángel vino a María en la Anunciación buscaba a la elegida y amada de Dios para realizar la redención del hombre por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios en nuestra carne mortal. Entonces como ahora descubrimos con asombro el hecho de que Dios nos ha elegido para realizar la misión divina de encarnar a Cristo y de darle a las almas.
Frente a esta misión quizás sintáis el temor de comprometeros en tan gran responsabilidad, mas Él os conforta con estas palabras: "No temas, porque has hallado gracia a los ojos de Dios". El Señor no os pide poder, inteligencia, ingenio...en los cuales el mundo funda su seguridad; Él se encarga de todo eso. Cristo solamente pide de vosotros, como pidió de María, un confiado "hágase en mi según tu palabra". Y entonces el que es todopoderoso también hará grandes cosas en vosotros, bajo la guía del Espíritu Santo.
La Anunciación del ángel a María es uno de los misterios más contemplados y meditados por los cristianos. Se explica porque en él se encierran tanto el amor de Dios a María (y en ella a todos los hombres) como el amor de María (y con ella de todos los hombres) a Dios Nuestro Señor. Llamada y respuesta, revelación y acogida, elección y responsabilidad, misión y compromiso.
Cuando el ángel... Vivir es ser llamada y amada por alguien para algo...para una misión. Todo hombre y toda mujer nacen para...Nacen en el corazón de Dios para realizar su plan eterno, y su camino por la vida debería ser un sueño de Dios realizado en la historia. La llamada es segura, cierta, constante. ¿Y la respuesta?
¡Respuestas fieles, bendecidas por Dios! ¡Respuestas frustradas, condenadas a la esterilidad! ¡Respuestas a medias, tibias y mezquinas, arrellenadas en la propia comodidad! ¿Cuál es tu respuesta? ¿Cuál quieres que sea tu respuesta?
Quizá sintáis temor. El temor es algo natural ante lo que nos sobrepasa, ante lo que escapa a nuestro control y nos remite a un mundo y a una fuerza superiores. A los hombres nos da miedo comprometer el futuro, sin pasar tarjeta de crédito y de aseguración. Nos da miedo hipotecar nuestra persona a causa del Evangelio, sin otra garantía que la voz misteriosa de una llamada y de una elección. También María, la elegida y predilecta de Dios, se turbó, sintió el cosquilleo del miedo. Pero a ella el miedo no la inhibió ni paralizó su búsqueda de lo que Dios quería.
Sólo un confiado "hágase". Ante el llamado y la acción de Dios en nuestras vidas, nos vienen a la mente con la velocidad del rayo preguntas y preguntas: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Para qué? El Señor no nos pide preguntas, aunque tampoco las rechaza. Para el Señor lo más importante no son las preguntas, sino las respuestas. Nos pide sólo una respuesta libre, amorosa, consciente, generosa. No nos pide lo que no podemos darle, más bien nos da lo que nos pide, y además sin pasar factura. Nuestro "hágase", como María, lo hemos de pronunciar bajo la guía del Espíritu Santo, verdadero timonel de tu barca en el mar de la vida, Maestro interior que enseña sabiduría divina, y acompaña y ayuda a vivir lo que enseña.
Vivir mi "fiat", mi ´hágase´ de cada día con sencillez de corazón, pero con voluntad decidida y generosa, sin frenos de miedo o de pusilanimidad.

Propósito:
Meditar los misterios dolorosos del rosario reflexionando sobre la calidad de mi respuesta a Dios.

Diálogo con Cristo:
Gracias, María, por enseñarme la forma en que debo responder al llamado que día a día me hace Dios nuestro Señor. Intercede ante tu Hijo para que mi amor crezca y así pueda avanzar en el abandono en la Divina Providencia, sin pedir señales ni poner excusas para disculpar mi mediocridad.

Lecturas del Día Lunes, marzo 26, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Isaías (7, 10-14)
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo, o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor".
Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros".

Salmo Responsorial:
Salmo 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios, Señor, tú no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy".
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor.
No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tú lealtad no los he ocultado a la gran asamblea.

Segunda Lectura:
Lectura de la carta a los hebreos (10, 4-10)
Hermanos: Es imposible que la sangre de toros y machos cabríos pueda borrar los pecados. Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije —porque a mí se refiere la Escritura—: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado —siendo así que eso es lo que pedía la ley—; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 26-38)
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".
María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?". El ángel le contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.

domingo, 25 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Domingo, marzo 25, 2012

Autor: Mario García, L.C. | Fuente: Catholic.net
El grano de trigo divino
Juan 12, 20-33. Cuaresma. Jesús fue enviado por Dios para salvarnos, vino a darnos su vida a cambio de nuestra salvación.
 
El grano de trigo divino
Del santo Evangelio según San Juan 12, 20-33
En aquel tiempo, entre los que habían llegado a Jerusalén para dar culto a Dios con ocasión de la fiesta, había algunos griegos. Estos se acercaron a Felipe, que era natural de Betsaida de Galilea, y le dijeron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe se lo dijo a Andrés, y los dos juntos se lo hicieron saber a Jesús. Jesús contestó: «Ha llegado la hora en que Dios va a glorificar al Hijo del hombre. Yo les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere dará fruto abundante. Quien aprecia su vida terrena, la perderá; en cambio, quien sepa desprenderse de ella, la conservará para la vida eterna. Si alguien quiere servirme, que me siga; correrá la misma suerte que yo. Todo aquél que me sirva será honrado por mi Padre. Me encuentro profundamente angustiado; pero, ¿qué es lo que puedo decir? ¿Padre, líbrame de esta hora? De ningún modo; porque he venido precisamente para aceptar esta hora. Padre, glorifica tu nombre».Entonces se oyó esta voz venida del cielo: Yo lo he glorificado y volveré a glorificarlo. De los que estaban presentes, unos creyeron que había sido un trueno; otros decían: Le ha hablado un ángel. Jesús explicó: Esta voz se ha dejado oír no por mí, sino por ustedes. Es ahora cuando el mundo va a ser juzgado; es ahora cuando el que tiraniza a este mundo va a ser arrojado fuera. Y yo una vez que haya sido elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacía mí. Con esta afirmación, Jesús quiso dar a entender la forma en que iba a morir.

Oración introductoria:
Jesús, este día quiero agradecerte por permitirme vivir un día más y por todos los beneficios que me das constantemente. Te pido las fuerzas necesarias para que en este momento de oración pueda hacer una verdadera experiencia de tu amor y me comprometa a vivir con más entusiasmo mi vida como católico.

Petición:
Jesús, permíteme ser un consuelo para tu Santísimo Corazón y no me dejes solo nunca.

Meditación del Papa:
Por lo que concierne al Señor, esta es la parábola de su propio misterio. Él mismo es el grano de trigo venido de Dios, el grano de trigo divino, que se deja caer en tierra, que se deja romper en la muerte y, precisamente de esta forma, se abre y puede dar fruto en todo el mundo. Ya no se trata sólo de un encuentro con esta o aquella persona por un momento. Ahora, en cuanto resucitado, es "nuevo" y rebasa los límites espaciales y temporales. Ahora llega de verdad a los griegos. Ahora se les muestra y habla con ellos, y ellos hablan con él; así nace la fe, crece la Iglesia a partir de todos los pueblos, la comunidad de Jesucristo resucitado, que se convertirá en su cuerpo vivo, fruto del grano de trigo. En esta parábola encontramos también una referencia al misterio de la Eucaristía: él, que es el grano de trigo, cae en tierra y muere (Benedicto XVI, Visita a la iglesia evangélica luterana de Roma,domingo 14 de marzo de 2010).

Reflexión:
Jesús es el mismo grano de trigo que viene de Dios. Él fue enviado por Dios para salvarnos, vino a darnos su vida a cambio de nuestra salvación. Nosotros tenemos que ser como Jesús: tenemos que morir.Pero morir al hombre viejo que llevamos en nosotros: nuestras malas costumbres, vicios, etc… y poder resucitar a una vida nueva. Mas esta experiencia no se consigue sin un verdadero convencimiento de que sin Dios nadasomos.
También debemos prepararnos para acompañar a Nuestro Dios en su Pasión y en su Resurrección por medio de la Eucaristía. Acudamos al Pan de los ángeles que es el mismo Cristo hecho grano y triturado para quedarse con nosotros hasta el fin del mundo. No podemos dejarlo solo después de experimentar su amor en la comunión.Que este amor sea el impulsor de nuestras vidas y nos lleve a amar a Aquél que murió para darnos vida.

Propósito:
Hoy voy a tener un momento de oración antes de dormir, para agradecer a Dios el que me haya salvado con su muerte y resurrección.

Diálogo con Cristo:
Jesús, quiero amarte siempre, dando mi vida por ti, entregándome en mi vida diaria y cumpliendo todos mis deberes con la perfección que Tú lo harías. En esta Cuaresma, quiero acompañarte en todo momento.Cuenta conmigo para lo que quieras. Aunque a veces no me den las fuerzas, sé que en Ti las encontraré, y cuando te tenga a ti, todo lo podré, porque contigo todo se puede. Gracias por dar tu vida por mí. Gracias por ser mi Salvador. Por ti voy a vivir este día con alegría y entusiasmo. ¡Jesús, en ti confío!

Quien a Dios busca queriendo continuar con sus gustos, lo busca de noche y, de noche, no lo encontrará (San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 3, 3).

Lecturas del Día Domingo, marzo 25, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Jeremías (31, 31-34)
"Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos.
Ésta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones.
Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: `Conoce al Señor', porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados".

Salmo Responsorial:
Salmo 50
Crea en mí, Señor, un corazón puro.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifica de mis pecados.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los pecadores.

Segunda Lectura:
Lectura de la carta a los hebreos (5, 7-9)
Hermanos: Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (12, 20-33)
Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: "Señor, quisiéramos ver a Jesús".
Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y Él les respondió: "Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.
Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: `Padre, líbrame de esta hora'? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre". Se oyó entonces una voz que decía: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo".
De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: "Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

sábado, 24 de marzo de 2012

El Evangelio Meditado del Día Sábado, marzo 24, 2012

Autor: Leonardo Ramírez | Fuente: Catholic.net
Discusiones sobre el origen de Cristo
Juan 7, 40-53. Cuaresma. Delante de Cristo el hombre no se puede quedar indiferente. ¿Qué actitud tenemos nosotros?
 
Discusiones sobre el origen de Cristo
Del santo Evangelio según san Juan 7, 40-53
En aquel tiempo la gente que oyó estos discursos de Jesús, unos decían: Este es verdaderamente el profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero otros replicaban: ¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David? Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? Respondieron los guardias: Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre. Los fariseos les respondieron: ¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos. Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: ¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace? Aquellos le respondieron: ¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta. Y se volvieron cada uno a su casa.

Oración introductoria:
Señor Jesús, creo que eres el verdadero Hijo de Dios que has venido al mundo para alcanzarme el perdón de mis pecados, para purificar mi alma de toda mancha y poder presentársela al Padre cuando termine mi peregrinación por esta vida. Confío, Señor, en el poder de tus méritos, en tu amor y tu perdón que me llevarán a la vida eterna. Te amo, Señor, y quiero amarte cada día más, hacer de mi amor a ti mi motivo de actuación. Acrecienta mi amor a ti, y ayúdame a permanecer en tu amor y cumplir tus mandamientos.

Petición:
Señor, ven a reinar en mi interior; sé, Tú, el Rey de mi vida.

Meditación del Papa:
En Jesús se cumple la promesa del nuevo profeta. En Él se ha hecho plenamente realidad lo que en Moisés era sólo imperfecto: Él vive ante el rostro de Dios no sólo como amigo, sino como Hijo; vive en la más íntima unidad con el Padre. Sólo partiendo de esta afirmación se puede entender verdaderamente la figura de Jesús, tal como se nos muestra en el Nuevo Testamento; en ella se fundamenta todo lo que se nos dice sobre las palabras, las obras, los sufrimientos y la gloria de Jesús. Si se prescinde de este auténtico baricentro, no se percibe lo específico de la figura de Jesús, que se hace entonces contradictoria y, en última instancia, incomprensible. La pregunta que debe plantearse todo lector del Nuevo Testamento sobre la procedencia de la doctrina de Jesús, sobre la clave para explicar su comportamiento, sólo puede responderse a partir de este punto. (Benedicto XVI, Libro Jesús de Nazaret)

Reflexión:
El evangelio nos presenta a los judíos dudando del origen divino de Cristo. Basándose en las Escrituras, aseguran que no puede ser Él el Mesías, porque ellos conocían sus orígenes -sabían que era de Nazaret-, y el profeta decía que el Mesías vendría de Belén, la ciudad de David. Esto les hace oponerse a Cristo, a sus enseñanzas, y se ofuscan a las prescripciones que seguían muy al pie de la letra. Nicodemo les exhorta a interrogarlo y a conocerlo antes de despreciarlo completamente. Se podría decir que es la presencia de la voz de Dios en sus corazones. Él cree y los quiere iluminar: los invita y dirige hacia la luz de la verdad. Igualmente, nosotros podemos estar disponibles a la acción de Dios, para que Él ilumine a las demás personas por nuestro medio.

Propósito:
Hoy haré todo con la conciencia de agradar y amar más a Jesús.

Diálogo con Cristo:
Señor Jesús, te agradezco hoy por enseñarme a vivir más en la fe y menos del lado superficial de las cosas. Te pido que me ayudes a vivir más de acuerdo con tus mandamientos, y hacer de ti el Señor de mi interior y de mi vida diaria. Gracias por tu amor y por salvarme con tu sufrimiento. Enséñame, Señor, a ser un buen cristiano y a ser un testigo de tu mensaje de amor a los hombres de mi entorno.

"La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte". (Beato Juan Pablo II)

Lecturas del Día Sábado, marzo 24, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Jeremías (11, 18-20)
En aquel tiempo, dijo Jeremías: "El Señor me instruyó y yo comprendí; Él me explicó lo que hacían. Yo era como un manso cordero que es llevado a degollar, y no sabía lo que tramaban contra mí, diciendo: 'Talemos el árbol en su pleno vigor, arranquémoslo de la tierra de los vivos y que su nombre no se pronuncie más'.
Ahora tú, Señor de los ejércitos, justo Juez, que sondeas lo más íntimo del corazón, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa".

Salmo Responsorial:
Salmo 7
En ti, Señor, me refugio
En ti, Dios mío, me refugio: de mis perseguidores, sálvame. No permitas que algunos, como fieras, me destrocen y nadie me rescate.
Tú que llegas, Señor, a lo más hondo del corazón humano, tú júzgame, Señor, según mis méritos; conforme a mi inocencia, da tu fallo. Apoya al hombre recto, pon fin a la maldad de los malvados.
Tengo mi escudo en Dios, que salva a los de recto corazón. Alabaré al Señor por su justicia y cantaré el nombre del Altísimo.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (7, 40-53)
En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: “Éste es verdaderamente el profeta”. Otros afirmaban: “Éste es el Mesías”, Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?”. Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de Él, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo, que habían sido enviado para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo han traído?". Ellos respondieron: "Nadie ha hablado nunca como ese hombre". Los fariseos les replicaron: "¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por Él? ¿Acaso ha creído en Él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita".
Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?". Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta". Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.