domingo, 30 de diciembre de 2012

Lecturas del Día Domingo, diciembre 16, 2012

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Primera lectura:
Del libro del profeta Sofonías: 3, 14-18
Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal.
Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; Él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta".

Salmo responsorial:
Isaías 12
El Señor es mi Dios y salvador.
El Señor es mi Dios y salvador, con Él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes.

Segunda lectura:
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 4, 4-7
Hermanos míos: Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡alégrense! Que la benevolencia de ustedes sea conocida por todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien presenten en toda ocasión sus peticiones a Dios en la oración y la súplica, llenos de gratitud. Y que la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas: 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista: "¿Qué debemos hacer?". Él contestó: "Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo".
También acudían a él los publicanos para que los bautizan, y le preguntaban: "Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?". Él les decía: "No cobren más de lo establecido". Unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?". Él les dijo: "No extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario".
Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: "Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue". Con éstas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva.
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1 comentario:

  1. Sofonías culmina su predicación profética anunciando un futuro promisorio para Israel. La comunidad creyente, formada, por personas humildes, aprendería a confiar en Dios. La esperanza de esa gente no quedaría defraudada. Dios se convertida en su aliado y desterraría a los tiranos y opresores del pueblo. No lo haría de forma milagrosa. Los israelitas fieles tendrían que organizarse y aprenderían a defender sus derechos de forma decidida e inteligente. La fidelidad a Dios tiene que traducirse en relaciones justas. De otra manera se convierte en una creencia alienante. Por esa razón, Juan Bautista urge a sus oyentes, quienes se muestran dispuestos a reorganizar su vida, a modificar sus relaciones sociales y económicas. Quien crea en la cercanía de Dios, no podrá seguir cometiendo abusos e injusticias contra las personas indefensas. Quien acoja el mensaje del Reino tendrá que aprender a vivir solidariamente con sus hermanos.

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