jueves, 6 de diciembre de 2012

El Evangelio Meditado del Día Viernes, noviembre 16, 2012

Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Venida del Reino de Dios
Lucas 17, 26-37. Tiempo Ordinario. Lo que viene de Dios es lo que puede hacernos auténticamente felices.
 
Venida del Reino de Dios
Venida del Reino de Dios
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada. Y le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les respondió: Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.

Oración introductoria:
Señor, hoy me llamas a vivir en actitud de vigilancia, a vivir en guardia frente a las mentalidades del mundo que sin darme cuenta me hacen creer que es más importante el «tener» o el «aparecer» que el «ser». Por ello te pido que seas el centro de mi oración, que ilumines mi mente y fortalezcas mi voluntad.

Petición:
Señor, te pido tu gracia para saber desprenderme de mi juicio y de mi voluntad para poder abrirme a tu gracia y amor.

Meditación del Papa:
Describe en pocas líneas el gran día del juicio final, en el que se cumple el destino de la humanidad: “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la última trompeta..., los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados”. Ese día, todos los creyentes serán conformados a Cristo y todo lo que es corruptible será transformado por su gloria: “Es preciso —dice san Pablo— que este cuerpo corruptible se vista de incorrupción, y que este cuerpo mortal se vista de inmortalidad”. Entonces, finalmente, el triunfo de Cristo será completo, porque, como nos dice el mismo san Pablo mostrando cómo se cumplen las antiguas profecías de las Escrituras, la muerte será vencida definitivamente y, con ella, el pecado que la hizo entrar en el mundo y la ley que fija el pecado sin dar la fuerza para vencerlo: “La muerte ha sido absorbida en la victoria. / ¿Dónde está, muerte, tu victoria? / ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? / El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley”. San Pablo nos dice, por lo tanto, que todo hombre, mediante el bautismo en la muerte y resurrección de Cristo, participa en la victoria de Aquel que antes que todos venció a la muerte, comenzando un camino de transformación que se manifiesta ya desde ahora en una novedad de vida y que alcanzará su plenitud al final de los tiempos» (Benedicto XVI, 25 de enero de 2012).

Reflexión:
Cuando alguien empieza una discusión con su marido (o esposa), o con un amigo, se cumple eso de que "el que pierde, gana". ¿Qué significan estas palabras? Que el que está dispuesto a ceder es quien obtiene el triunfo. Triunfa sobre el egoísmo, vence en la caridad y gana la estima de Dios y de la persona con la que estaba discutiendo.
Porque hay muchas victorias en el ámbito humano que son momentáneas, superficiales. Contentan un rato, pero luego dejan insatisfacción. Hay que ir más a fondo, evaluar si es preciso "ganar" siempre, tener la razón en todo, imponer los propios gustos a los demás. Con un poco de atención, veremos que la felicidad auténtica no viene por ahí. Aunque parezca extraño, nos sentimos más felices después de hacer un sacrificio, de haber dado una alegría a otro, etc. ¿Por qué? Porque eso viene de Dios, y sólo Él es quien puede hacernos auténticamente felices.
El que está dispuesto a "perder la vida" ha entrado en el camino que Cristo siguió para la redención de los hombres. Es el camino de negarse a uno mismo, el camino de la cruz. Sólo a la luz de Cristo crucificado se puede vivir con autenticidad el cristianismo. Jesús lo perdió todo: sus discípulos le abandonaron, los soldados le arrancaron sus ropas, la muchedumbre se burló de Él... Sin embargo, gracias a la donación por amor al Padre, nos salvó de la condenación que merecían nuestros pecados y triunfó sobre el poder de la muerte, resucitando.

Propósito:
Estar dispuesto a ceder ante los demás por algo que a mi me guste. Triunfar sobre el egoísmo.

Diálogo con Cristo:
Señor, aumenta mi deseo de vivir una relación cercana a Ti. Ordena todas mis actividades y relaciones de acuerdo a tu voluntad. «Todo aquello que quieres tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras» (Oración del Papa Clemente XI). El día que me llames no va importar quién sea o qué tenga, lo único que va contar es mi relación contigo, porque el único y verdadero tesoro es vivir siendo fiel a tu amor y no perder nunca tu amistad por el pecado. Todo lo demás es valioso en la medida en que me ayude a conservar y vivir en gracia.

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