jueves, 6 de diciembre de 2012

Lecturas del Día Domingo, noviembre 18, 2012

Primera lectura:
Del libro del profeta Daniel: 12, 1-3
En aquel tiempo, se levantará Miguel, el gran príncipe que defiende a tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia, como no lo hubo desde el principio del mundo. Entonces se salvará tu pueblo; todos aquellos que están escritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo, despertarán: unos para la vida eterna, otros para el eterno castigo. Los guías sabios brillarán como el esplendor del firmamento, y los que enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas por toda la eternidad.

Salmo responsorial:
Del salmo 15
Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con Él a mi lado, jamás tropezaré.
Por eso se me alegran el corazón y el alma y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.

Segunda lectura:
De la carta a los hebreos: 10, 11-14. 18
Hermanos: En la antigua alianza los sacerdotes ofrecían en el templo, diariamente y de pie, los mismos sacrificios, que no podían perdonar los pecados. Cristo, en cambio, ofreció un solo sacrificio por los pecados y se sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado. Porque una vez que los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Marcos: 13, 24-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación, la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y Él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo.
Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre".

1 comentario:

  1. La comunidad cristiana del último cuarto del siglo primera atravesó por situaciones de adversidad y persecuciones. Hoy, el clima de inseguridad social y fragmenta nuestra existencia, nos roba la confianza y nos deja en el desamparo, porque sabemos por experiencia propia y ajena que el violento puede destruirnos cuando decida hacerlo. Los cristianos perseguidos no disfrutaban de las persecuciones, las soportaban con esperanza y oración. En ese horizonte, el anuncio de la inminente venida del Hijo del Hombre para juagar a hombres y mujeres era una buena noticia. De esa expectativa habían vivido los israelitas desde dos siglos antes de Cristo. El libro de Daniel había propagado la confianza en el Dios justo quedaría su merecido a justos y malvados. Cuando se acrecienta la fuerza de los violentos, experimentamos desasosiego porque pareciera que Dios nos hubiera dejado desamparados e inermes ante el abuso de los poderosos. La carta de los Hebreos nos transmite su certidumbre; el Señor ha vencido y aguarda la humillación de sus enemigos.

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