domingo, 14 de octubre de 2012

Lecturas del Día Viernes, octubre 5, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro de Job (38, 1. 12-21; 40, 3-5)
El Señor le habló a Job desde el seno de la tormenta y le dijo: "¿Acaso alguna vez en tu vida le has dado órdenes a la mañana o le has señalado su lugar a la aurora, para que ciña a la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados; para que ponga de relieve sus contornos y la tiña de colores como un vestido; para que prive a los malvados del amparo de las tinieblas y acabe con el poder del hombre criminal?
¿Has llegado hasta donde nace el mar o te has paseado por el fondo del océano? ¿Se te han franqueado las puertas de la muerte o has visto los portones del país de los muertos? ¿Has calculado la anchura de la tierra? Dímelo, si lo sabes. ¿Sabes en dónde vive la luz y en dónde habitan las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su morada o enseñarles el camino de su casa? Si lo sabes, es que para entonces tú ya habrías nacido y el número de tus años sería incontable".
Job le respondió al Señor: "He hablado a la ligera, ¿qué puedo responder? Me taparé la boca con la mano. He estado hablando y ya no insistiré más; ya no volveré a hablar".

Salmo Responsorial:
Salmo 138
Condúcenos, Señor, por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
¿A dónde iré yo lejos de ti? ¿Dónde escaparé de tu mirada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras.
Si voy en alas de la aurora o me alejo hasta el extremo del mar, también allí tu mano me conduce y tu diestra me sostiene.
Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 13-16)
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo". Luego, Jesús dijo a sus discípulos: "El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado".

1 comentario:

  1. La confrontación final y definitiva entre acusador y acusado llega a su clímax. Job ha expuesto una y otra vez sus argumentos alegando su inocencia y clamando al Dios justo para que revise su causa y le dé un respiro. No pide más que una tregua. Ante su tenaz insistencia, el autor de este drama tan intenso, cede la voz a Dios, quien enumera una serie de interrogantes encaminados a mostrar la grandeza del cosmos y la pequeñez del mortal que no atina a explicar sus misterios. Así como Job no atina como ningún otro mortal a descifrar los secretos del cosmos, los habitantes de las ciudades galileas ribereñas no alcanzaron a discernir el llamado intenso que el Señor de la compasión, les enviaba a través de las señales de su Hijo Jesús. Los gestos compasivos de Jesús no implicaban una interpretación complicada. La bondad y la misericordia hablan por sí mismas. El profeta de la compasión era suficientemente creíble. A los hombres obtusos o ensimismados en sus propios intereses les sobrarían excusas para desautorizarlo.

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