domingo, 21 de octubre de 2012

Lecturas del Día Domingo, octubre 21, 2012

Primera Lectura: 
Lectura del libro del profeta Isaías (56, 1. 6-7)
Esto dice el Señor: "Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse.
A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos en mi altar, porque mi templo será la casa de oración para todos los pueblos".

Salmo Responsorial:
Salmo 66
Que todos los pueblos conozcan tu bondad.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.
La tierra ha producido ya sus frutos, Dios nos ha bendecido. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.

Segunda Lectura: 
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2, 1-8)
Te ruego, hermano, que ante todo se hagan oraciones, plegarias, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, y en particular, por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz, entregada a Dios y respetable en todo sentido.
Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, pues Él quiere que todos los hombres se salven y todos lleguen al conocimiento de la verdad, porque no hay sino un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre Él también, que se entregó como rescate por todos. Él dio testimonio de esto a su debido tiempo y de esto yo he sido constituido, digo la verdad y no miento, pregonero y apóstol para enseñar la fe y la verdad.
Quiero, pues, que los hombres, libres de odios y divisiones, hagan oración dondequiera que se encuentren, levantando al cielo sus manos puras.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (28, 16-20)
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo".

1 comentario:

  1. La voluntad de anunciar el evangelio a todos los pueblos y culturas no responde en manera alguna a algún afán expansionista. No es un imperialismo disfrazado de interés religioso. Israel no pretendió nunca atraerse la respuesta creyente de sus vecinos. Vivía de forma intensa su relación peculiar con Dios. Cuando leemos los tres textos que nos ofrece la liturgia dominical apreciamos una voluntad firme de acoger a las gentes de buena voluntad en el camino salvífico de Israel. El Señor Jesús quiere hacer partícipes de su amistad a todas las gentes. El discipulado cristiano es una manera de interactuar de forma personal con Cristo. Él no quiere gente sometida de manera dócil. Los candidatos a discípulos tendrán que reflexionar de forma razonada y creyente en la carga humanizadora de los preceptos evangélicos. Cuando descubran la fuerza liberadora del evangelio, podrán solicitar el bautismo y decidirse a vivir como discípulos de Jesús.

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