domingo, 14 de octubre de 2012

Lecturas del Día Martes, octubre 9, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas (1, 13-24)
Hermanos: Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla. Deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las tradiciones paternas.
Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos. Inmediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Y Dios es testigo de que no miento en lo que les escribo. Después me fui a las regiones de Siria y de Cilicia, de manera que las comunidades cristianas de Judea no me conocían personalmente. Lo único que habían oído decir de mí era: "El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir", y glorificaban a Dios por mi causa.

Salmo Responsorial:
Salmo 138
Condúceme, Señor, por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas.
Conocías plenamente mi alma, no se te escondía mi organismo, cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10, 38-42)
En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: "Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude".
El Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará".

1 comentario:

  1. Algo tienen en común los dos testigos que aparecen en las narraciones de este día: supieron escuchar a Jesús. San Pablo, en su carta a los Gálatas menciona cómo Dios lo separó desde el seno de su madre y lo llamó por su gracia, para dar testimonio de su Hijo, Jesucristo y de su Iglesia, la cual perseguía en el pasado. El, un celoso judío cumplidor de la ley como pocos, es ahora un celoso testigo de Cristo. María, por su parte, recibe a Jesús y sentada a sus pies pone toda su atención en ese momento, en escuchar al Señor. Marta, al igual que nosotros, se vio atrapada por la agitación, se preocupaba por muchas cosas y no se daba cuenta de lo verdaderamente importante: la escucha atenta de la palabra de Jesucristo. Este es el mensaje para nosotros el día de hoy: ponernos en las manos de Dios y dejar que su Palabra nos llene y nos guíe.

    ResponderEliminar