viernes, 12 de octubre de 2012

El Evangelio Meditado del Día Lunes, octubre 1, 2012

Autor: Comunidad de Carmelitas Descalzas de Toro | Fuente: Catholic.net
¿Quién será el mayor?
Lucas 9, 46-50. Tiempo Ordinario. La felicidad se cultiva en el corazón y da sus frutos en la paz y sencillez de vida.
 
¿Quién será el mayor?
¿Quién será el mayor?
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50

En aquel tiempo se suscitó una discusión entre ellos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor». Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros».

Oración introductoria:
Dios mío, hoy que celebramos a santa Teresita del Niño Jesús, pido su intercesión para saber vivir con la fe y la humildad que la caracterizó. Señor, concédeme iniciar esta meditación con un corazón de niño, es decir, consciente de mi pequeñez, de mi fragilidad y pobreza, pero con total confianza en tu amor.

Petición:
Espíritu Santo, enséñame a verme, y a actuar, como el llamado a servir a todos, sin vanagloriarme por ello.

Meditación del Papa:
Así pues, ¿cómo no deplorar y condenar enérgicamente el trato intolerable que reciben tantos niños en África? La Iglesia es madre y no sabría abandonarlos, sean quienes sean. Hemos de ponerles a la luz del amor de Cristo dándoles su amor, para que ellos oigan decir: "Eres precioso para mí, de gran precio, y te amo". Dios quiere la felicidad y la sonrisa de cada niño, y está a su favor "porque de los que son como ellos es el reino de Dios". Jesucristo ha mostrado siempre su predilección por los más pequeños. El Evangelio mismo está impregnado de la profunda verdad sobre el niño. En efecto, ¿qué quiere decir: "Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"? ¿Acaso no hace Jesús de los niños un modelo también para los adultos? En los niños, hay algo que nunca debe faltar a quien quiere entrar en el reino de los cielos. Se promete el cielo a todos los que son sencillos como los niños, a todos que, como ellos, están llenos de un espíritu de abandono en la confianza, puros y ricos de bondad. Sólo ellos pueden encontrar en Dios a un Padre y llegar a ser, gracias a Jesús, hijos de Dios. Hijos e hijas de nuestros padres, Dios quiere que todos seamos sus hijos adoptivos mediante la gracia. Benedicto XVI, Exhortación apostólica postsinodal Africae munus, n. 67 y 68, 2008.

Reflexión:
¡Qué difícil es mantenerse sencillo en una sociedad tan rival como la nuestra! Todos queremos más: el ascenso, la promoción, el prestigio, el aparentar... así como les pasó a los discípulos, a ver quién es el más importante. Se ve que las raíces humanas son iguales para todos.
Es preciso liberarse de la tiranía de la "fachada" para vivir en la verdad de nuestro ser. ¿Qué ganas con los aplausos si después en la soledad del corazón queda la angustia y el miedo? Es importante sanear nuestra historia, iluminar tantas zonas obscuras y liberar tantos miedos que nos atenazan. Sólo así podremos disfrutar la alegría y sencillez de los niños para acoger gozosamente la voluntad de Dios, y así ser "importantes" en el Reino de los Cielos.
La felicidad no viene del mucho tener, ni tampoco del gran saber; es planta fina, cultivada en la pureza del corazón y que da sus frutos en la paz y sencillez de vida.
¡Oh Dios!, que aborreces al que da con arrogancia y te complaces en los limpios y sencillos, te pedimos nos concedas un corazón pobre y humilde para gozar de las cosas de la vida con la alegría y la paz de los niños y así ser testigos de tu Bondad entre los hombres.

Propósito:
Definir y poner en práctica, un medio para vivir un estilo de vida más sencillo y modesto.

Diálogo con Cristo:
Jesús, hazme un misionero de tu amor, que ayude a los demás con un espíritu de alegría y humildad, sabiendo tener la apertura sencilla de un niño ante los demás. Ver en ellos lo bueno, lo que nos une, en vez de buscar defectos.

1 comentario:

  1. La felicidad se cultiva en el corazón y da sus frutos en la paz y sencillez de vida.

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