domingo, 14 de octubre de 2012

Lecturas del Día Viernes, octubre 12, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas (3, 7-14)
Hermanos: Entiendan que los hijos de Abraham son aquellos que viven según la fe. La Escritura, conociendo de antemano que Dios justificaría a los paganos por la fe, le adelantó a Abraham esta buena noticia: Por ti serán bendecidas todas las naciones. Por consiguiente, los que viven según la fe serán bendecidos, junto con Abraham que le creyó a Dios.
En cambio, sobre los partidarios de la observancia de la ley pesa una maldición, pues dice la Escritura: Maldito aquel que no cumpla fielmente todos los preceptos escritos en el libro de la ley. Y es evidente que la ley no justifica a nadie ante Dios, porque el justo vivirá por la fe. Y ciertamente la ley no se basa en la fe, porque, como dice la Escritura: Sólo vivirá quien cumpla los preceptos de la ley.
Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice: Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido.

Salmo Responsorial:
Salmo 110
Alabemos a Dios de todo corazón.
Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas de estudio.
De majestad y gloria hablan sus obras y su justicia dura para siempre. Ha hecho inolvidables sus prodigios. El Señor es piadoso y es clemente.
Acordándose siempre de su alianza, Él le da de comer al que lo teme. Al darle por herencia a las naciones, hizo ver a su pueblo sus poderes.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (11, 15-26)
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: "Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes".

1 comentario:

  1. En la experiencia creyente del apóstol san Pablo se operó una evolución significativa. La mitad de su vida había sido adiestrado en el cumplimiento de la ley de Moisés. En la rigurosa observancia de la misma estaba puesta su esperanza de alcanzar la justificación delante de Dios. Como puntilloso observante de la ley mosaica había hecho una fulgurante carrera en las filas de la escuela farisea. El encuentro con Jesús resucitado fue un profundo desgarrón en su vida. Se resquebrajaron sus certezas más profundas y surgió una nueva cimentación espiritual: la fe en Cristo Jesús. En el Evangelio de san Lucas aparece una discusión a propósito de los exorcismos. Según sus oponentes, Jesús no parece ser adversario sino aliado de Satanás. Ante una acusación tan frágil, Jesús reivindicó la función reveladora de tales acciones. La llegada del Reino tendría que autentificarse a través de acciones eficaces que desataran a las personas de cualquier situación alienante.

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