sábado, 13 de octubre de 2012

Lecturas del Día Miércoles, octubre 3, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro de Job (9, 1-12. 14-16)
Job tomó la palabra y les dijo a sus amigos: "Sé muy bien que el hombre no puede hacer triunfar su causa contra Dios. Si el hombre pretendiera entablar pleito con él, de mil cargos que Dios le hiciera, no podría rechazar ninguno. El corazón de Dios es sabio y su fuerza es inmensa.
¿Quién se le ha enfrentado y ha salido triunfante? En un instante descuaja las montañas y sacude los montes con su cólera; Él hace retemblar toda la tierra y la estremece desde sus cimientos. Basta con que dé una orden y el sol se apaga; esconde cuando quiere a las estrellas; Él solo desplegó los cielos y camina sobre la superficie del mar. Él creó todas las constelaciones del cielo: la Osa, Orión, las Cabrillas y las que se ven en el sur; Él hace prodigios incomprensibles, maravillas sin número.
Cuando pasa junto a mí, no lo veo; cuando se aleja de mí, no lo siento. Si se apodera de algo, ¿quién se lo impedirá? ¿Quién podrá decirle: 'Qué estás haciendo'?
Si Dios me llama a juicio, ¿cómo podría yo rebatir sus acciones? Aunque yo tuviera razón, no me quedaría otro remedio que implorar su misericordia. Si yo lo citara a juicio y Él compareciera, no creo que atendiera a mis razones".

Salmo Responsorial:
Salmo 87
Señor, que llegue hasta ti mi súplica.
Todo el día te invoco, Señor, y tiendo mis manos hacia ti. ¿Harás tú maravillas por los muertos? ¿Se levantarán las sombras para darte gracias?
¿Se anuncia en el sepulcro tu lealtad? ¿O tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se conocen tus maravillas en las tinieblas? ¿O tu justicia en el país del olvido?
Pero yo te pido ayuda, Señor, por la mañana irá a tu encuentro mi súplica. ¿Por qué, Señor, me rechazas y apartas de mí tu rostro?

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (9, 57-62)
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: "Te seguiré a dondequiera que vayas". Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza". A otro, Jesús le dijo: "Sígueme". Pero él le respondió: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre". Jesús le replicó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia". Jesús le contestó: "El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".

1 comentario:

  1. Un alegato entre Dios y Job resultaría inequitativo y desbalanceado. Dios tiene todos los argumentos poderosos de su lado. Más aún, quién podría interpelarlo, para llamarlo al orden y pedirle que no abusara. La impotencia que experimenta Job es totalmente comprensible. Su situación es un caso tan serio que lo lleva a poner en entredicho la justicia divina. ¡Menudo conflicto! ¿Quién podría hacer comparecer a Dios y preguntarle por lo que hace? La situación del inocente que sufre parece totalmente desesperada. En el Evangelio de san Lucas encontramos un diálogo conciso con tres candidatos a discípulos. Cada uno de éstos es informado sobre las exigencias radicales que implica el seguimiento de Jesús. No se puede optar por el seguimiento, sin vivir confiando plenamente en su persona.

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