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El mayor en el Reino de los Cielos |
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5.10
En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos
y le dijeron:«¿Quién es, pues, el mayor en el Reino
de los Cielos?» El llamó a un niño, le puso
en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si
no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis
en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se
haga pequeño como este niño, ése es el mayor en
el Reino de los Cielos. «Y el que reciba a
un niño como éste en mi nombre, a mí me
recibe. «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque
yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven
continuamente el rostro de mi Padre que está en los
cielos. Reflexión: El mundo de hoy sólo acepta a
los "grandes", a los mejores, a los primeros en el
ámbito económico. Se ve también en los jóvenes, cómo ansían
tener lo mejor del momento, aunque no les falte nada
o lo tengan todo. Esto ha provocado que el hombre
se olvide de su dignidad, de que está
hecho para conseguir ideales más grandes, que un poco de
gloria, por tener abundantes riquezas, no pueden dar. Así es
nuestro mundo, o mejor así hemos hecho nuestro mundo. Pero
la realidad de Dios es otra. Es opuesta a los
criterios del mundo. Cristo nos dice que si queremos ser
los primeros seamos los últimos, y si queremos ser los
más grandes sirvamos a todos. Lo que más vale
en el hombre es su vida interior, sus virtudes, su
voluntad, y no cuánto tiene o posee. Por eso
los más grandes en el Reino de los Cielos son
los que son como niños, porque Dios ama a los
pequeños de espíritu. ¿Cómo podemos hacernos niños ante Dios? La
solución es sencilla, pero muy difícil por lo que significa
para cada persona. Hay que ser humildes a ejemplo de
Cristo, que supo decir que sí a lo que el
Padre le pedía aun cuando le costase muchísimo. ______
Hoy celebramos a
los Ángeles Custodios ¿Quiénes son? Dios ha asignado a cada hombre un
ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación
mientras está en este mundo. Afirma a este respecto San
Jerónimo: "Grande es la dignidad de las almas cuando cada
una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un
ángel destinado para su custodia". En el Antiguo Testamento se
puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para
proteger a los hombres de la acción del demonio, para
ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías
fue alimentado por un ángel (1 Reyes 19, 5.) En el
nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos
en los que se ve la misión de los ángeles:
el mensaje a José para que huyera a Egipto, la
liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que sirvieron
a Jesús después de las tentaciones en el desierto. La misión
de los ángeles custodios es acompañar a cada hombre en
el camino por la vida, cuidarlo en la tierra de
los peligros de alma y cuerpo, protegerlo del mal y
guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Se
puede decir que es un compañero de viaje que siempre
está al lado de cada hombre, en las buenas y
en las malas. No se separa de él ni un
solo momento. Está con él mientras trabaja, mientras descansa, cuando
se divierte, cuando reza, cuando le pide ayuda y cuando
no se la pide. No se aparta de él ni
siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado.
Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las
dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que
se presentan en la vida. Muchas veces se piensa en el
ángel de la guarda como algo infantil, pero no debía
ser así, pues si pensamos que la persona crece y
que con este crecimiento se tendrá que enfrentar a una
vida con mayores dificultades y tentaciones, el ángel custodio resulta
de gran ayuda. Para que la relación de la persona
con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él,
llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse
en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar en
nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además
de que él nos guía y nos protege, está cerquísima
de Dios y le puede decir directamente lo que queremos
o necesitamos. Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros
pensamientos y deseos íntimos si nosotros no se los hacemos
saber de alguna manera, ya que sólo Dios conoce exactamente
lo que hay dentro de nuestro corazón. Los ángeles sólo
pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras,
gestos, etc. También se les pueden pedir favores especiales a los
ángeles de la guarda de otras personas para que las
protejan de determinado peligro o las guíen en una situación
difícil. El culto a los ángeles de la guarda comenzó en
la península Ibérica y después se propagó a otros países.
Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con
fecha de 1494.
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Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es.
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