domingo, 14 de octubre de 2012

Lecturas del Día Jueves, octubre 11, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas (3, 1-5)
¡Insensatos gálatas! ¿Quién los ha ofuscado para que no le hagan caso a la verdad, siendo así que les hemos presentado vivamente a Jesucristo clavado en la cruz?
Sólo quiero preguntarles una cosa: ¿Han recibido el Espíritu Santo por haber hecho lo que manda la ley de Moisés o por haber creído en el Evangelio? ¿Tan insensatos son ustedes, que, habiendo comenzado movidos por el Espíritu, quieren terminar haciendo obras meramente humanas? ¿Han recibido en vano tantos favores? Espero que no. Vamos a ver: cuando Dios les comunica el Espíritu Santo y obra prodigios en ustedes, ¿lo hace porque ustedes han cumplido lo que manda la ley de Moisés, o porque han creído en el Evangelio?

Salmo Responsorial:
Lucas 1
Bendito sea el Señor, Dios de Israel.
El Señor ha hecho surgir en favor nuestro un poderoso salvador en la casa de David, su siervo. Así lo había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas.
Anunció que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su misericordia a nuestros padres, y acordarse de su santa alianza.
El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos, lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia, delante de él, todos los días de nuestra vida.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (11, 5-13)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: 'Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle'. Pero él le responde desde dentro: 'No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados'. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite. Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?".

1 comentario:

  1. El don del Espíritu es el más preciado de los dones. Quien haya experimentado el poder vivificante del Espíritu de Dios en su vida lo podrá ratificar. Ni la salud, ni la fama, el bienestar material o la estima pública se equiparan a la paz interior que suscita el Espíritu. San Pablo enfrentó luchas interiores implacables, se confrontó radicalmente con el camino cristiano y se rindió ante la enormidad del amor de Cristo. El Espíritu del resucitado le permitió despojarse de todas las angustias que agrietaban su existencia. De ese mismo Espíritu nos hace partícipes el Padre. Con frecuencia andamos desorientados al momento de dirigimos al Señor. La retahíla de peticiones encaminadas a conseguir bienes materiales nos aturde. Creemos de manera ingenua, que la cuantía de las posesiones y lo prolongado de la vida son más importantes que la presencia del Espíritu de Dios en nuestra vida. Quien haya descubierto el gozo, la alegría y paz que suscita el Espíritu, comprenderá la insistencia del Señor, que nos invita pedir la fuerza del Espíritu.

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