lunes, 22 de octubre de 2012

Lecturas del Día Lunes, octubre 22, 2012

Primera Lectura: 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (2, 1-10)
Hermanos: Ustedes estaban muertos por sus delitos y pecados, porque en otro tiempo vivían según los criterios de este mundo, obedeciendo al que está al frente de las fuerzas invisibles del mal, a ese espíritu que ejerce su acción ahora sobre los que resisten al Evangelio. Entre ellos estuvimos también nosotros, pues en otro tiempo vivíamos sujetos a los instintos, deseos y pensamientos de nuestro desorden y egoísmo, y estábamos naturalmente destinados al terrible castigo de Dios, como los demás.
Pero la misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y Él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo y en Cristo nos ha resucitado, y con Él nos ha reservado un sitio en el cielo. Así, en todos los tiempos, Dios muestra por medio de Cristo Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros. En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús para hacer el bien que Dios ha dispuesto que hagamos.

Salmo Responsorial:
Salmo 99
El Señor es nuestro dueño.
Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Señor con alegría y con júbilo entremos en su templo.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que Él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño.
Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (12, 13-21)
En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Pero Jesús le contestó: "Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?".
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: "Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea".
Después les propuso esta parábola: "Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida. Pero Dios le dijo: ‘;Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?'. Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios".

1 comentario:

  1. El autor de la carta a los Efesios caracteriza a Dios con la imagen de la riqueza. Dios abunda y sobreabunda, es rico sin duda, pero no en inversiones monetarias sino en misericordia y compasión. Su misericordia es inagotable. No conoce la mezquindad que caracteriza a nosotros los humanos. En cambio, el personaje que nos presenta el Evangelio con el epíteto de insensato es un pobre rico. Además de sus graneros y sus costales de monedas, no tenía otra riqueza. Su afán por asegurarse y acumular describía de cuerpo entero su propia mezquindad. Quien disfruta en soledad de sus bienes no conoce a Dios. El Dios que nos ha salido al encuentro en la persona de Jesús se complace en regalarnos sus bendiciones. La comunión amorosa, que forman el Padre, el Hijo y el Espíritu nos encamina a vivir confiadamente en sus manos. La bondad de Dios es un manantial inextinguible que se derrama sin límites sobre todos sus hijos.

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