|
No es importante lo exterior |
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 37-41
Mientras hablaba,
un fariseo le rogó que fuera a comer con él;
entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo
se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes
de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los
fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras
por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el
que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad
más bien en limosna lo que tenéis, y así todas
las cosas serán puras para vosotros.
Oración introductoria: Dios mío, Tú eres
mi Padre amoroso que anhelas que experimente la auténtica paz
y felicidad al dejarte ser el centro de mi vida
interior. Guía mi meditación para que me aleje de las
preocupaciones exteriores y pasajeras y pueda ser dócil a tus
inspiraciones.
Petición: Jesús, ayúdame a experimentar vivamente tu amor en esta
oración para corresponderte con más docilidad.
Meditación del Papa: La limosna, la
oración y el ayuno caracterizan al judío observante de la
ley. Con el paso del tiempo, estas prescripciones habían sido
manchadas por la herrumbre del formalismo exterior, o incluso se
habían transformado en un signo de superioridad. Jesús pone en
evidencia en estas tres obras de piedad una tentación común.
Cuando se realiza algo bueno, casi instintivamente nace el deseo
de ser estimados y admirados por la buena acción, de
tener una satisfacción. Y esto, por una parte nos cierra
en nosotros mismos, y por la otra nos saca de
nosotros mismos, porque vivimos proyectados hacia lo que los demás
piensan de nosotros y admiran en nosotros. Al volver a
proponer estas prescripciones, el Señor Jesús no pide un respeto
formal a una ley extraña al hombre, impuesta por un
legislador severo como una carga pesada, sino que nos invita
a redescubrir estas tres obras de piedad viviéndolas de modo
más profundo, no por amor propio sino por amor de
Dios, como medios en el camino de conversión a Él.
Benedicto XVI, 9 de marzo de 2011.
Reflexión: Muchas veces pensamos que
tenemos que estar bien presentados para las fiestas, y si
no significa que eres una persona maleducada. Pero ¿por qué
nos fijamos en la presentación exterior cuando lo más importante
es la interior? Cristo se enoja con los fariseos porque no
han sabido apreciar la belleza interior sin mirar la exterior,
por eso purifican los vasos por fuera olvidándose de que
lo importante está dentro no fuera.
Propósito: Pidamos la gracia de purificar
nuestros corazones con los sacramentos y las oraciones que pueden
limpiar el interior del hombre. Aprendamos a apreciar en las
demás personas lo bello de sus almas y no tanto
la fealdad o suciedad de la persona que está frente
a nosotros.
Diálogo con Cristo: Señor, el Año de la fe
invita a redescubrir nuestra fe. Dame la sabiduría para no
convertir tus mandamientos en un fin (cuando son sólo medios),
ni situarme en una posición laxa que busca evadir el
esfuerzo. Te ofrezco que, con tu gracia, viviré una caridad
generosa: hacer el bien a los demás, brindar apoyo a
todos, ofrecer la estima sincera y servir en todo lo
que me sea posible, éstos sí son los mejores medios
para purificar mis debilidades.
|
|
¿Por qué nos fijamos en la presentación exterior cuando lo más importante es la interior?
ResponderEliminar