miércoles, 16 de enero de 2013

Lecturas del Día Miércoles, enero 16 2013

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZz1UKFr_n21JnaNRSY5zWc08Q6YxSnoFMm4ucu2tvaLC6V_1vOMNDtRp1EdzGBDBdPjBKbw7nfnG-jAP2DpVp5q4Vr-ZW4YUjf-n4V4S5gJauw7tBgIxVOIcfvVIoNA-dkaiKhj1BeiY/s400/biblia-y-jesus.jpg
Primera lectura: 
De la carta a los hebreos: 2, 14-18
Hermanos: Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso, Jesús quiso ser de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo, que mediante la muerte, dominaba a los hombres, y para liberar a aquellos que, por temor a la muerte, vivían como esclavos toda su vida.
Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse semejante a sus hermanos en todo, a fin de llegar a ser sumo sacerdote, misericordioso con ellos y fiel en las relaciones que median entre Dios y los hombres, y expiar así los pecados del pueblo. Como Él mismo fue probado por medio del sufrimiento, puede ahora ayudar a los que están sometidos a la prueba.

Salmo responsorial: 
Del salmo 104
El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos. Entonen en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran at Señor y a su poder y a su presencia acudan.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
Ni aunque transcurran mil generaciones se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.

Evangelio: 
Del canto Evangelio según san Marcos: 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.
Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era Él.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: "Todos lo andan buscando". Él les dijo: "Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido". Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.
 https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCSVutWquxUwdoQuDS4LHuUMmKFQHfMJgwGBaW-qlYM56u13P5TXaNd8nIrLC7z7gqUwJ69C7tnXwDSSiyebVhVLYAL2gAgFASGr6BxEo_qbgu93Y7UUK8j8G-fZVIjPXKQrlrH_yGayI/s400/Avatar-Palabra-de-Dios-500x364.jpg

1 comentario:

  1. El autor de la Carta a los Hebreos usó numerosos títulos para referirse al Señor Jesús. Dichos títulos destacan en particular su condición de sumo sacerdote y sus atributos de compasivo y fidedigno. Si el autor se anima a llamarlo compasivo y digno de fe no es simplemente porque tenga el papiro y la pluma disponibles y pueda escribir cuanto le plazca. Los profetas cristianos, que escribieron las obras del Nuevo Testamento reprodujeron la experiencia creyente de muchos testigos cristianos. La anécdota familiar que nos refiere el Evangelio de san Marcos ilustra lo anterior. Apenas informan al Señor Jesús que la suegra de Pedro estaba afligida por una fiebre, se apresta a sanarla; de igual manera lo hace con los numerosos enfermos que apelaban a su misericordia en las plazuelas de Cafarnaúm. La ignorancia, el sufrimiento, el dolor y todas las necesidades de hombres y mujeres de Galilea eran llamados urgentes que el Sumo Sacerdote compasivo, acogía con buena voluntad.

    ResponderEliminar