jueves, 10 de enero de 2013

Lecturas del Día Jueves, enero 10, 2013

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Primera lectura:
De la primera carta del apóstol san Juan: 4, 19-5, 4
Queridos hijos: Amamos a Dios, porque Él nos amó primero. Si alguno dice: "Amo a Dios" y aborrece a si hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Además, Jesús nos ha dado este mandamiento: El que ama a Dios, que ame también a su hermano.
Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Todo el que ama a un padre, ama también a los hijos de este. Conocemos que amamos a los hijos de Dios en que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, pues el amor de Dios consiste en que cumplamos sus preceptos. Y sus mandamientos no son pesados, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y nuestra fe es la que nos ha dado la victoria sobre el mundo.

Salmo responsorial:
Del salmo 71
Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio, y tu justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente.
De la opresión rescatara a los pobres, pues estima su vida muy valiosa. Por eso rogaran por sin tregua y lo bendecirán a todas horas. R/.
Que bendigan al Señor eternamente, y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas: 4, 14-22 
En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.
Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrollo y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en El. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír".
Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios.
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1 comentario:

  1. El sermón inaugural que el Señor Jesús pronuncia en la sinagoga de Nazaret tenía un tono provocador a los oídos de la gente de Galilea. Acostumbrados como estaban a una predica con tintes nacionalistas, anhelaban escuchar un mensaje que reafirmara la revancha y el dominio de Israel sobre sus adversarios. Jesús derriba esa manera provinciana de pensar y los alienta a mirarse como hijos de Dios, en igualdad de condiciones que todos los demás pueblos. La reacción de extrañeza y la incomodidad de los nazarenos no se hacen esperar. La Carta de san Juan es una exhortación abierta a vivir el amor fraterno. No conviene confundirse, el amor cristiano no es en manera alguna un vaporoso sentimiento propio de una camarilla mafiosa. Los cristianos consideraban hermanos no solo a los que confesaban a Jesús como Señor, sino a todos los que sufrían alguna necesidad o carencia.

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