sábado, 5 de enero de 2013

Lecturas del Día Viernes, enero 4, 2013

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Primera lectura:
De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 7-10
Hijos míos: No dejen que nadie los engañe. Quien practica la santidad es santo, como Cristo es santo. Quien vive pecando, se deja dominar por el diablo, ya que el diablo es pecador desde el principio.
Pues bien, para eso se encarnó el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. Ninguno que sea hijo de Dios sigue cometiendo pecados, porque el germen de vida que Dios le dio permanece en él. No puede pecar, porque ha nacido de Dios.
En esto se distinguen los hijos de Dios de los hijos del diablo: todo aquel que no practica la santidad, no es de Dios; tampoco es de Dios el que no ama a su hermano.

Salmo responsorial:
Del salmo 97
Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
Alégrense el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en el habitan. Que los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Juan: 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijándolos ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Que buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa ‘maestro'). Él les dijo: "Vengan a ver".
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir 'el ungido'). Lo llevo a donde estaba Jesús y este, fijando en el la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamaras Kefás" (que significa Pedro, es decir, 'roca').
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1 comentario:

  1. El profeta del Jordán no estaba afectado por el protagonismo ni por el afán de grandeza, tampoco experimentaba celotipia alguna hacia Jesús, antiguo discípulo suyo que comenzaba a suscitar la confianza entre las gentes de Galilea y Judea. Juan Bautista sabía que él era quien pavimentaría la ruta que conduciría a Israel hacia el profeta de Nazaret que estaba animando a las personas a jugarse la vida por el proyecto del reino de Dios. Andrés y el otro discípulo se fiaron de las palabras del profeta y empezaron a convivir con Jesús, su nuevo Maestro, con quien aprenderían a conformar el nuevo Israel. Por su parte, la Primera Carta de Juan insiste en la pedagogía de la imitación y el seguimiento. Los verdaderos hijos de Dios que siguen los pasos del justo Jesús, adecuan su vida a esa justicia, viviendo en libertad, sin dejarse extraviar por el resorte poderoso del maligno.

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