lunes, 14 de enero de 2013

Lecturas del Día Viernes, enero 11, 2013

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZz1UKFr_n21JnaNRSY5zWc08Q6YxSnoFMm4ucu2tvaLC6V_1vOMNDtRp1EdzGBDBdPjBKbw7nfnG-jAP2DpVp5q4Vr-ZW4YUjf-n4V4S5gJauw7tBgIxVOIcfvVIoNA-dkaiKhj1BeiY/s400/biblia-y-jesus.jpg
Primera lectura: 
De la primera carta del apóstol san Juan: 5, 5-1
Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; Él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene en si ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.
A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.

Salmo responsorial: 
Del salmo 147
Demos gracias y alabemos al Señor.
Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. Él refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa.
Él mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. Él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente.
Le muestra a Jacob su pensamiento, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo, ni le ha confiado a otro sus proyectos.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 12-16
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postro rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió Eso les servirá de testimonio".
Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCSVutWquxUwdoQuDS4LHuUMmKFQHfMJgwGBaW-qlYM56u13P5TXaNd8nIrLC7z7gqUwJ69C7tnXwDSSiyebVhVLYAL2gAgFASGr6BxEo_qbgu93Y7UUK8j8G-fZVIjPXKQrlrH_yGayI/s400/Avatar-Palabra-de-Dios-500x364.jpg

1 comentario:

  1. No se trata de echarse a cuesta todos los problemas y desafíos personales y sociales que encontramos y pretender resolverlos con las propias fuerzas. El Espíritu de la Verdad nos fortalece con la Eucaristía para ser testigos del amor del Padre. El cristianismo no es en manera alguna un proyecto voluntarista construido con el puro esfuerzo humano. La naturaleza y la gracia se integran de forma armoniosa para suscitar las señales del amor de Dios en nuestra historia. La narración del evangelio presenta con demasiada sencillez la curación de un leproso. El problema era aparentemente irresoluble a los ojos de la gente de poca fe. El Señor Jesús no pensaba de la misma manera, ni tampoco el leproso; por eso la confianza del leproso y el amor compasivo de Jesús se fundieron en una súplica confiada al Señor de la vida, que devolvió la salud y la dignidad perdida al leproso.

    ResponderEliminar