sábado, 15 de septiembre de 2012

Lecturas del Día Sábado, septiembre 15, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios (10, 14-22)
Queridos hermanos: Huyan de la idolatría. Me dirijo a ustedes como a hombres sensatos; ustedes mismos juzguen lo que voy a decir: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan. Consideren al pueblo de Israel: ¿no es cierto que los que comen de la víctima sacrificada en el altar quedan unidos a él?
Con esto no quiero decir que el ídolo represente algo real, ni que la carne ofrecida a los ídolos tenga algún valor especial. Lo que quiero decir es que, cuando los paganos ofrecen sus sacrificios, se los ofrecen a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes se asocien con los demonios. No pueden beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No pueden compartir la mesa del Señor y la mesa de los demonios. ¿O queremos provocar acaso la indignación del Señor creyéndonos más poderosos que Él?

Salmo Responsorial:
Salmo 115
Señor, te ofreceré con gratitud un sacrificio.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor.
Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (2, 33-35)
En aquel tiempo, el padre la madre del niño estaban admirados de las palabras que les decía Simeón. Él los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma".

1 comentario:

  1. El anciano Simeón había vivido los años suficientes para darse cuenta que las personas que asumen a plenitud su existencia creyente, resultan polémicos y desafiantes. Nadie permanecería indiferente ante la persona y la obra de Jesús. Su manera alternativa de vivir generaría un debate y las consecuentes adhesiones y oposiciones en Israel. En la misma dirección se pronuncia el apóstol san Pablo en la carta a los Corintios. Es imprescindible definirse por Dios o por los ídolos. Quien se hace partícipe de la comunión con el Cuerpo de Cristo no puede aliarse con los que manipulan y someten a las personas con tal de conseguir valores materiales. Hay una serie de prácticas e instituciones sociales que denigran la dignidad de las personas y que resultan intolerables para un discípulo de Jesús. Son las formas modernas de idolatría que fomentan el egoísmo en todas sus formas.

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