viernes, 7 de septiembre de 2012

El Evangelio Meditado del Día Viernes, septiembre 7, 2012

Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
Los discípulos de Jesús y el ayuno
Lucas 5, 33-39. Tiempo Ordinario. De qué nos sirve ayunar, rezar mucho, si no está presente Cristo en nuestra vida diaria.
 
Los discípulos de Jesús y el ayuno
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 33-39

En aquel tiempo los escribas y fariseos le dijeron a Jesús: Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben. Jesús les dijo: ¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días. Les dijo también una parábola: Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo. Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los odres se echarían a perder; sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: El añejo es el bueno.

Oración introductoria:
Señor Dios, aparta de mi oración esa actitud farisaica que me impide ver las maravillas de las inspiraciones de tu Espíritu Santo. Soy culpable de ese juicio severo que tiende a ver solo lo negativo. La oración es un don tuyo, concédemelo. Dame la gracia de orar con un corazón contrito que auténticamente busque renovarse espiritualmente.

Petición:
Te pido el don de la humildad, para disponerme a recibir gratuitamente el don de la oración.

Meditación del Papa:
La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. [...] Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.
Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?". Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre. Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Benedicto XVI, 3 de febrero de 2009.
Reflexión:
Todos deseamos momentos para estar con las personas o la persona que nos cae bien, que estimamos, que amamos. Entre amigos, el novio con la novia o entre esposos. Y cuando alguien viene a arrebatarnos esos momentos más los anhelamos y más deseamos que vengan.
A los apóstoles les sucede algo semejante en este evangelio porque los fariseos, no sabiendo ya por donde fastidiar, pretenden hacer ver a Jesús que los suyos no se comportan como los discípulos de Juan que ayunan y rezan mucho. Pero perfectamente podríamos haberles dicho a los fariseos aquella frase de san Agustín que dice: "teme a la gracia de Dios que pasa y no vuelve". Y los apóstoles preferían disfrutar de la compañía del Mesías que ayunar y estar lejos de Él. O también les podríamos haber respondido con la misma frase que Jesús le dijo a la mujer de Betania: "Marta, Marta muchas cosas te preocupan pero una sola es importante y María ha elegido la mejor", que fue la de sentarse a sus pies.
He aquí por tanto la clave de este evangelio, la presencia de Cristo en nuestra vida. De qué nos sirve ayunar, rezar mucho, hacer penitencia si a la hora de la hora no acompañamos a Cristo donde realmente está que es en la Eucaristía.
Estaríamos ayunando y rezando por deporte. Por ello, si hasta ahora nuestros rezos o ayunos son sin una presencia de Cristo dominical o más frecuente pensemos que estamos desaprovechando la verdadera gracia de Dios para nuestra alma, que es la de estar cerca de Él.

Petición:
Señor, que aprenda a olvidarme de mí, para escucharte y entender Tu Voluntad. El ayuno no es sólo algo externo como lo veían los fariseos. El ayuno va al interior del hombre. Consiste en cumplir lo que Tú me pides y amarte con todo el corazón.

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