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Los parientes de Jesús |
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo
fueron a buscar a Jesús su madre y sus hermanos,
pero no podían llegar hasta Él a causa de la
gente. Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí
fuera y quieren verte». Pero Él les respondió: «Mi madre
y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de
Dios y la cumplen».
Oración introductoria: Señor, ayúdame a escuchar tu
Palabra y a ponerla en práctica, porque eso es lo
único que realmente cuenta para la eternidad. María fue la
primera en entender y vivir esta verdad, por eso, tomado
de su mano, le suplico que me guíe en esta
oración.
Petición: María, intercede ante Dios por mí; alcánzame la gracia de
amar a Jesús con tanto amor como lo hiciste tú.
Meditación
del Papa: El vehículo de esta universalización es la nueva familia,
cuya única condición previa es la comunión con Jesús, la
comunión en la voluntad de Dios. Pues el Yo de
Jesús no es un ego caprichoso que gira en torno
a sí mismo. "El que cumple la voluntad de mi
padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi
madre": el Yo de Jesús personifica la comunión de voluntad
del Hijo con el Padre. Es un Yo que escucha
y obedece. La comunión con El es comunión filial con
el Padre, es un decir sí al cuarto mandamiento sobre
una nueva base y a un nivel más elevado. Es
entrar en la familia de los que llaman Padre a
Dios y pueden decírselo en el nosotros de quienes con
Jesús, y mediante la escucha a Él están unidos a
la voluntad del Padre [...] Resulta decisiva la fundamental comunión
de voluntad con Dios, que se nos da por medio
de Jesús. A partir de ella, los hombres y los
pueblos son ahora libres de reconocer lo que, en el
ordenamiento político y social, se ajusta a esa comunión de
voluntad, para que ellos mismos den forma a los ordenamientos
jurídicos. Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte,
pág. 52.
Reflexión: Los que escuchan la palabra de Dios y
la cumplen. Esto nos recuerda otra sentencia: "No todo el
que dice Señor, Señor, sino el que hace la
voluntad de mi Padre..." O aquella otra: "Por sus obras
lo conoceréis". Y es que el seguimiento de Jesús hay que
hacerlo desde la vida y la realidad de la fe.
María, su familia, habían acompañado a Jesús en su
crecimiento humano; ahora se les está invitando a dar el
paso a la dimensión de la fe. Acompañar a Jesús
en la tangibilidad de la carne, en cierto modo se
hace fácil, pero adentrarse en su dimensión divina se vuelve
todo un misterio difícil de asumir. Querer apresar a Jesús
dentro de nuestros conceptos es la tentación de cada día,
por eso la llamada constante a transcendernos, a vivir
los valores del espíritu, a dejar a Dios ser Dios
asumiendo con docilidad sus planes.
Propósito: Hacer hoy una oración especial por
la unidad de todos los miembros de la Iglesia.
Diálogo con
Cristo: Oh, Dios, que a través de tu Hijo te
has hecho Palabra encarnada, te pedimos quieras concedernos una mirada
limpia para descubrirte en toda ocasión y así podamos disfrutar
de la presencia de tu Rostro.
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Que nuestras obras demuestren que seguimos a Cristo.
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