miércoles, 15 de agosto de 2012

Lecturas del Día Martes, agosto 14, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Ezequiel ( 2, 8-3, 4)
Esto dice el Señor: "Hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte y no seas rebelde como la casa rebelde. Abre la boca y come lo que voy a darte".
Vi entonces una mano tendida hacia mí, con un libro enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito por dentro y por fuera; tenía escritas lamentaciones y amenazas. Y me dijo: "Hijo de hombre, come lo que tienes aquí; cómete este libro y vete a hablar a los hijos de Israel".
Abrí la boca y me dio a comer el libro, diciéndome: "Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este libro que te doy". Me lo comí y me supo dulce como la miel. Y me dijo: "Hijo de hombre, anda; dirígete a los hijos de Israel y diles mis palabras".

Salmo Responsorial:
Salmo 118
Los mandamientos, Señor, son mi alegría.
Me gozo más cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría; ellos son también mis consejeros.
Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. ¡Qué dulces al paladar son tus promesas! Más que la miel en la boca.
Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón. Hondamente suspiro, Señor, por guardar tus mandamientos.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (18, 1-5. 10. 12-14)
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: "Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños".

1 comentario:

  1. El relato de vocación del profeta Ezequiel nos explica la misión exigente que tenía que realizar. Debía profetizar en situaciones adversas. El pueblo de Israel se obstinaba en hacer su propia voluntad, desatendiendo las advertencias y amonestaciones del profeta, porque estaban inconformes contra Dios por haber permitido que los exiliaran a Babilonia. Ezequiel tendría que asimilar de manera personal el mensaje de Dios y transmitirlo de forma creativa e innovadora en esa situación incómoda. De alguna manera el profeta andaba siguiendo los pasos de "la oveja perdida".
    El Evangelio de san Mateo hace énfasis en dos temas en particular. Quien decida ordenar su vida conforme al proyecto del Reino tendrá que aprender a confiar en Dios con la sencillez que un niño confía en sus padres. En segundo lugar, en la perspectiva del Reino los pequeños y extraviados son los que atraen el interés especial y el cuidado de un pastor especial como el Señor Jesús.

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