jueves, 2 de agosto de 2012

Lecturas del Día Jueves, agosto 2, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Jeremías (18, 1-6)
Esto es lo que el Señor me dijo: "Jeremías, ve a la casa del alfarero y ahí te haré oír mis palabras".
Fui, pues, a la casa del alfarero y lo hallé trabajando en su torno. Cuando se le estropeaba la vasija que estaba modelando, volvía a hacer otra con el mismo barro, como mejor le parecía.
Entonces el Señor me dijo: "¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero? Como está el barro en las manos del alfarero, así ustedes, casa de Israel, están en mis manos".

Salmo Responsorial:
Salmo 145
Dichoso el que espera en el Señor.
Alaba, alma mía, al Señor; alabaré al Señor toda mi vida: tocaré y cantaré para mi Dios, mientras yo exista.
No pongas tu confianza en los que mandan ni en el mortal, que no puede salvarte; pues cuando mueren, se convierten en polvo y ese mismo día se acaban sus proyectos.
Dichoso aquel que es auxiliado por el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto el mar encierra.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 47-53)
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han entendido todo esto?". Ellos le contestaron: 'Si". Entonces Él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".
Y cuando acabó de decir estas parábolas, Jesús se marchó de allí.

1 comentario:

  1. La relación entre el barro y el alfarero le sirvió a Jeremías para describir la soberana libertad con la cual dispone el Señor de su relación con Israel y con los demás pueblos. La imagen nos podría hacer pensar que Dios maneja caprichosamente la historia humana, pero en realidad no es así. Dios trata con una paciencia desmedida a todos los pueblos. La docilidad y la obediencia del cristiano hacia Dios son actitudes valiosas cuando se asumen de manera generosa y responsable. El creyente que descubre las bondades del proyecto de Dios se compromete a dejarse moldear de manera corresponsable. Las pequeñas parábolas del Evangelio de san Mateo ponen de relieve el aspecto de la rendición de cuentas. La paciencia divina no equivale a la complacencia. En el momento oportuno Dios reconoce los aciertos y desaciertos de cada persona y admite o excluye en su amistad de forma definitiva.

    ResponderEliminar