viernes, 27 de julio de 2012

Lecturas del Día Viernes, julio 27, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Jeremías (3, 14-17)
"Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el Señor: Iré tomando conmigo a uno de cada ciudad, a dos de cada familia y los traeré a Sion, les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia.
Después, cuando ustedes se hayan multiplicado y hayan prosperado en el país, palabra del Señor, ya no habrá necesidad de invocar el arca de la alianza del Señor, pues ya no pensarán en ella, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se les ocurrirá hacer otra.
En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén 'el trono del Señor', acudirán a ella todos los pueblos en el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado".

Salmo Responsorial:
Jeremías 31
El Señor es nuestro pastor.
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla aun en las islas más remotas: "El que dispersó a Israel lo reunirá y lo cuidará como el pastor a su rebaño".
Porque el Señor redimió a Jacob y lo rescató de las manos del poderoso. Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión y correrán hacia los bienes del Señor.
Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando; se sentirán felices jóvenes y viejos, porque yo convertiré su tristeza en alegría, y los llenaré de gozo y aliviaré sus penas.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 18-23)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que A oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta".

1 comentario:

  1. El profeta Jeremías vive la más dura catástrofe de la historia de Israel, a saber, la destrucción de Jerusalén. La ruina de la capital no le arranca la fe ni la confianza en Dios. Lanza esperanzadoramente la mirada hacia el futuro y comparte su proyecto de reconstrucción. Antes que reedificar las murallas de Jerusalén, es necesario cambiar desde dentro el corazón de los hijos de Israel y aprender a confiar en la presencia y el nombre del Señor. En la explicación de la parábola del sembrador late el mismo mensaje. Los hijos de Israel que escuchan las parábolas del Reino de Dios enfrentan el mismo desafío: arriesgar su vida por el proyecto fraterno y solidario que Jesús propone. Para decidirse a hacerlo, hace falta disponer de la indispensable apertura de corazón. Cuando uno vive atado a las preocupaciones del mundo y al atractivo de las riquezas, no tiene oídos para escuchar las parábolas del Reino.

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