sábado, 7 de julio de 2012

Lecturas del Día Sábado, julio 7, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Amós (9, 11-15)
Esto dice el Señor: "Aquel día renovaré la casa de David convertida en ruinas, taparé sus brechas, levantaré sus muros y la reconstruiré como era en otros tiempos, para que entre en posesión de lo que queda de Edom y de todas las naciones donde se invocó mi nombre". Esto dice el Señor y él se encargará de cumplirlo.
"Días vendrán, dice el Señor, cuando el que ara alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador; de los montes brotará vino y correrá por las colinas. Entonces haré volver a los cautivos de Israel: reconstruirán las ciudades destruidas y las habitarán, plantarán viñas y beberán de su vino, cultivarán huertos y comerán de sus frutos. Los plantaré en su suelo y ya no serán arrancados de la tierra que yo les di", dice el Señor, tu Dios.

Salmo Responsorial:
Salmo 84
Escucharé las palabras del Señor.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo y para los que se convierten de corazón.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (9, 14-17)
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?". Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan". 

1 comentario:

  1. Aún cuando el mensaje del profeta Amós parece amenazante y desconsolador, concluye con una visión esperanzadora. El Dios que hará justicia, acabando con los actores y promotores de la injusticia, volverá a bendecir a su pueblo. Los quehaceres agrícolas volverán a ser productivos. El esfuerzo de los campesinos no será arrebatado por gente abusiva. La seguridad y la paz serán patentes y las personas disfrutarán tranquilamente de su vida y sus bienes. Estas esperanzas ya eran muy apreciadas hace casi tres milenios. No han dejado de serlo, ahora que padecemos tanta incertidumbre y violencia social. La pequeña controversia que nos refiere el Evangelio pone el acento en lo esencial: no hay que aferrarse a lo antiguo, cuando se ha degradado, convirtiéndose (el ayuno) en un símbolo hueco. La novedad de Dios irrumpe de forma sorprendente e inesperada. Jesús nos anima a discernir con apertura esa novedad.

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