viernes, 13 de julio de 2012

Lecturas del Día Viernes, julio 13, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Oseas (14, 2-10)
Esto dice el Señor Dios: "Israel, conviértete al Señor, Dios tuyo, pues tu maldad te ha hecho sucumbir. Arrepiéntanse y acérquense al Señor para decirle: 'Perdona todas nuestras maldades, acepta nuestro arrepentimiento sincero, que solemnemente te prometemos.
Ya no nos salvará Asiria, ya no confiaremos en nuestro ejército, ni volveremos a llamar "dios nuestro" a las obras de nuestras manos, pues sólo en ti encuentra piedad el huérfano'.
Yo perdonaré sus infidelidades, dice el Señor; los amaré, aunque no lo merezcan, porque mi cólera se ha apartado de ellos. Seré para Israel como rocío; mi pueblo florecerá como el lirio, hundirá profundamente sus raíces, como el álamo, y sus renuevos se propagarán; su esplendor será como el del olivo y tendrá la fragancia de los cedros del Líbano. Volverán a vivir bajo mi sombra, cultivarán los trigales y las viñas, que serán tan famosas como las del Líbano. Ya nada tendrá que ver Efraín con los ídolos. Yo te he castigado, pero yo también te voy a restaurar, pues soy como un ciprés, verde, y gracias a mí, tú das frutos.
Quien sea sabio, que comprenda estas cosas y quien sea prudente, que las conozca. Los mandamientos del Señor son rectos y los justos los cumplen; los pecadores, en cambio, tropiezan en ellos y caen".

Salmo Responsorial:
Salmo 50
Abre, Señor, mis labios y te alabaré.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y purifícame de mis pecados.
Enséñame, Señor, la rectitud de corazón que quieres. Lávame tú, Señor, y purifícame y quedaré más blanco que la nieve.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme tu salvación, que regocija, y mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (10, 16-23)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "Yo los envío como ovejas entre lobos. Sean, pues, precavidos como las serpientes y sencillos como las palomas.
Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los entreguen, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Yo les aseguro que no alcanzarán a recorrer todas las ciudades de Israel, antes de que venga el Hijo del hombre".

1 comentario:

  1. El final del libro de Oseas termina con una exhortación abierta y optimista a la conversión. Israel tendrá que aprender a confiar en el Señor y no en las realidades idolátricas (dinero, alianzas militares) que seducen el corazón humano. El pueblo proclamará su compromiso de vivir en libertad, sabiendo que los frutos y bendiciones provienen del Señor. Es el eterno dilema del pragmatismo o la fe. La tónica del capítulo décimo de San Mateo de alguna manera coincide con la primera lectura. Cuando arrecien las persecuciones y los contratiempos por causa de la misión cristiana, los testigos cristianos contarán con el incomparable auxilio del Espíritu de Dios. Los doce realizarán la misión en el nombre y con la autoridad de Jesús y por eso mismo, dispondrán de su asistencia y apoyo para cumplirla. Para los discípulos de Jesús no es posible realizar ninguna tarea o empresa humana sin una suficiente dosis de confianza en uno mismo y sobre todo, en el apoyo de Dios.

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