martes, 10 de julio de 2012

Lecturas del Día Martes, julio 10, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Oseas (8, 4-7. 11-13)
Esto dice el Señor: "Han nombrado reyes sin contar conmigo, han escogido príncipes sin saberlo yo. Con su oro y su plata se han hecho ídolos para su perdición. Tu becerro, Samaria, es repulsivo y mi ira arde contra él. ¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse los hijos de Israel? Un artesano ha hecho ese becerro, que no es Dios, por eso quedará hecho trizas.
Siembran vientos y cosecharán tempestades; su trigo no dará espigas, no producirá harina su grano, y si la produce, los extranjeros se la comerán.
Efraín ha construido multitud de altares, y sólo le han servido para pecar. Aunque yo les escribiera todas mis leyes, las ignorarían como si fueran de un extraño. Aunque inmolen víctimas en mi honor y coman su carne, no me dan gusto, pues tengo presentes sus culpas y castigaré sus pecados. Por eso volverán a la esclavitud".

Salmo Responsorial:
Salmo 113
Nosotros confiamos en el Señor.
Nuestro Dios está en el cielo y Él ha hecho todo lo que quiso. En cambio, los ídolos de los paganos son oro y plata, son dioses hechos por artesanos.
Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero no oyen; tienen nariz, pero no huelen.
Tienen manos, pero no tocan; tienen pies, pero no andan. Que sean como ellos quienes los hacen y cuantos confían en ellos.
Los hijos de Israel confían en el Señor: Él es su auxilio y su escudo; los hijos de Aarón confían en el Señor: Él es su auxilio y su escudo.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (9, 32-38)
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: "Nunca se había visto nada semejante en Israel". Pero los fariseos decían: "Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios".
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos".

1 comentario:

  1. El motivo de las cosechas aparece en ambos pasajes y sirve como conector entre ambos libros. Tanto el Señor Jesús como el profeta Oseas gustaban de usar un lenguaje sacado del mundo rural para expresar sus mensajes más profundos. El profeta Oseas desenmascara el sistema idolátrico practicado por los israelitas del norte, que juzgaban que el culto y las fiestas bulliciosas en honor de Baal eran parte de las inversiones imprescindibles para obtener buenas cosechas. En opinión del profeta, eso equivalía a "sembrar vientos y cosechar tempestades". Para el Señor Jesús, el motivo de la cosecha funciona en otro sentido. La humanidad es el plantío divino y resulta urgente multiplicar el número de jornaleros y servidores que escarden, fertilicen y rieguen la huerta de Dios, realizando quehaceres y faenas que devuelvan la vista, la escucha y la sensatez a las personas que han permitido que algún tipo de alienación domine su existencia.

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