|
Los fariseos quieren eliminar a Jesús |
Del santo Evangelio según san Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo,
los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra Jesús para
ver cómo eliminarle. Jesús, al saberlo, se retiró de allí.
Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les
mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera
el oráculo del profeta Isaías: "He aquí mi Siervo, a
quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace.
Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a
las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en
las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará,
ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la
victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su
esperanza".
Oración introductoria: Señor, qué grande es tu sabiduría y amor.
Humildemente te retiras porque no era el tiempo, para quienes
te perseguían, de conocer tu verdad. Yo creo, espero y
te amo, por eso pongo en Ti toda mi esperanza.
Confío en que ilumines mi oración para que, por medio
de ella, te ame más, porque Tú eres digno de
ser amado sobre todas las cosas.
Petición: Señor, haz que busque no
tanto decir, sino ser un evangelizador auténtico.
Meditación del Papa: La gracia
de la misión necesita a nuevos evangelizadores capaces de acogerla,
para que el anuncio salvífico de la Palabra de Dios
no disminuya nunca, en las condiciones cambiantes de la historia.
Existe una continuidad dinámica entre el anuncio de los primeros
discípulos y el nuestro. En el transcurso de los siglos
la Iglesia no ha dejado nunca de proclamar el misterio
salvífico de la muerte y resurrección de Jesucristo, pero este
mismo anuncio necesita hoy, un renovado vigor para convencer al
hombre contemporáneo, a menudo distraído e insensible. La nueva evangelización,
por esto, deberá hacerse cargo de encontrar los caminos para
hacer más eficaz el anuncio de la salvación, sin el
cual, la existencia personal permanece en su contradicción y privada
de lo esencial. También en quien permanece el lazo con las
raíces cristiana, pero vive la difícil relación con la modernidad,
es importante hacer comprender que el ser cristiano no es
una especie de traje para ponerse en privado o en
ocasiones particulares, sino algo vivo y totalitario, capaz de asumir
todo lo hay de bueno en la modernidad. Benedicto
XVI, 30 de mayo de 2011.
Reflexión: La irritación de los fariseos
había llegado a su extremo. No podían tolerar más que
ese hombre, como lo llamaban despectivamente, siguiera diciendo las cosas
que decía. Y en ello no podemos no encontrar el
misterio de la soberbia humana que ante la hermosura de
Dios es capaz de encerrarse y no ver lo que
la inteligencia logra tocar tan claramente. Es en esta paradoja cuando
se siente la voz, en la boca del profeta Isaías,
de Aquel que lo ha mandado para amar hasta el
extremo a los hombres, así como Él mismo había amado
a su pueblo elegido: Este es mi Niño, a quien
elegí, en quien se ha complacido mi alma... Esta es la
Voz verdadera del Padre que habla sobre su Hijo a
los hombres. Cuando fue bautizado en el Jordán, así se
escuchó la Voz del Omnipotente con similares palabras: Este es
mi Hijo dilecto, en quien me he complacido. Y cuando
estaban en el monte Tabor y las vestiduras de Jesús
se le volvieron radiantes como el sol, el Padre dirigió
las mismas palabras del Jordán y añadió: Escuchadle, como queriendo
dar a entender que todo cuanto Él desea como Padre
es cuanto su mismo Hijo, ya echo como uno de
nosotros, ha venido a enseñarnos con su palabra y con
su vida. De este modo la Voz del Padre es la
Voz del Hijo, y ese Padre es capaz de expresar
cálidas palabras de amor, como Cristo lo hizo con Corazón
de Dios y Hombre. No es posible, por tanto, que
ante tanto amor el hombre permanezca indiferente y encerrado en
su egoísmo. Y sin embargo los fariseos, que representan nuestra parte
más horriblemente egoísta, se cerraron a las entrañas de amor
de Dios. No seamos como ellos, intentemos sólo aplicar los
oídos del alma al Corazón de Cristo y aprender el
amor del Padre en Él, para ser dignos hijos de
Aquel que nos hizo suyos por el bautismo y la
gracia. Recordémoslo, también nosotros somos hijos de Dios.
Propósito: Ahora que hemos
intuido cuál es su modo de obrar, iniciemos en nuestra
vida los cambios necesarios para actuar como Cristo nos pide.
Diálogo con Cristo: Jesucristo, Tú siempre curas, física y espiritualmente,
a quien se acerca. Para Ti lo importante es curar
el alma, pero sabiendo de nuestras limitaciones humanas, también curas
lo exterior. Lo único que pides es una muestra pequeña
de fe y esperanza. Por intercesión de tu Madre, quiero
colaborar en llevar este mensaje a los demás, especialmente a
mi familia. Que la extensión de tu Reino sea el
ideal que inspire, estimule, dirija y conforme mi vida.
|
|
El Padre es capaz de expresar cálidas palabras de amor, como Cristo.
ResponderEliminar