domingo, 15 de julio de 2012

Lecturas del Día Sábado, julio 14, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Isaías (6, 2-8)
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el templo. Había dos serafines junto a Él, con seis alas cada uno: con un par se cubrían el rostro; con otro, se cubrían los pies, y con el otro, volaban. Y se gritaban el uno al otro. Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos; su gloria llena toda la tierra".
Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se llenaba de humo. Entonces exclamé:
”¡Ay de mí!, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, porque he visto con mis ojos al rey y Señor de los ejércitos".
Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la mano una brasa, que había tomado del altar con unas tenazas. Con la brasa me tocó la boca, diciéndome:
"Mira: Esto ha tocado tus labios. Tu iniquidad ha sido quitada y tus pecados están perdonados".
Escuché entonces la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte mía?". Yo le respondí: "Aquí estoy, Señor, envíame".

Salmo Responsorial:
Salmo 92
Señor, tú eres nuestro rey.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás revestido de poder y majestad.
Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre está firme tu trono.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Señor, la santidad adorna tu templo.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (10, 24-33)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: "El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!
No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".

1 comentario:

  1. as tareas decisivas de la vida, las que verdaderamente dan sentido a la existencia no son sencillas de cumplir; hace falta una enorme ilusión, constancia y valentía para llevarlas adelante. Isaías es un hombre hecho y derecho, que ha vivido cumpliendo su oficio sacerdotal en el templo de Jerusalén y de pronto, Dios lo invita a ser el portavoz de sus planes ante los obstinados reyes de Judá. Isaías tiene que poner a su disposición su sensibilidad literaria y poética para predicar el mensaje del Señor, que exige justicia y derecho a la casa de Judá. En el fragmento del discurso misionero el Señor Jesús anima a sus discípulos a llenarse de valor y a desechar el miedo ante la proximidad y los riegos propios de la misión. El rechazo y la oposición radicales que los dirigentes de Israel mostraron ante Jesús y el proyecto transformador que ofrecía a Israel, eran la evidencia de que sus seguidores también enfrentarían hostilidades. Sin embargo, para los lectores del Evangelio, la certidumbre de la resurrección de Cristo, los alentaba a perseverar confiadamente en medio de la adversidad.

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