miércoles, 13 de junio de 2012

Lecturas del Día Miércoles, junio 13, 2012

Primera Lectura:
Lectura del primer libro de los Reyes (18, 20-39)
En aquellos días, el rey Ajab envió mensajeros a todo Israel y reunió a los profetas de Baal en el monte Carmelo. Elías se acercó al pueblo y le dijo: "¿Hasta cuándo van a andar indecisos? Si el Señor es el verdadero Dios, síganlo; y si lo es Baal, sigan a Baal".
Pero el pueblo no supo que responderle. Entonces Elías les dijo: "Yo soy el único sobreviviente de los profetas del Señor; en cambio, los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos; que ellos escojan uno, que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña sin prenderle fuego. Yo preparare el otro novillo y lo pondré sobre la leña sin prenderle fuego. Ustedes invocaran a su dios y yo invocare al Señor; y el Dios que responda enviando fuego, ese es el verdadero Dios".
Todo el pueblo respondió: "Esta bien". Elías dijo entonces a los profetas de Baal: "Escojan un novillo y comiencen ustedes primero, pues son más numerosos. Invoquen a su dios, pero sin prender fuego".
Ellos tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron a Baal desde la Mañana hasta el mediodía, diciendo: "Baal, respóndenos". Pero no se oyó ninguna respuesta, y ellos seguían danzando y brincando junto al altar que habían hecho. Llegado el medio día, Elías comenzó a reírse de ellos, diciéndoles: "Griten más fuerte, porque a lo mejor Baal, su dios, está muy entretenido conversando o tiene algún negocio o está de viaje. A lo mejor está dormido y así lo despiertan".
Ellos gritaron más fuerte y empezaron a sangrarse, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta que la sangre les chorreaba por todo el cuerpo. Cuando paso el medio día, se pusieron en trance hasta la hora de la ofrenda, pero no se escuchó respuesta alguna ni hubo nadie que atendiera sus ruegos. Entonces Elías le dijo al pueblo: "Acérquense a mí". Y todo el pueblo se le acerco.
Preparó el altar del Señor, que había sido demolido. Tomó doce piedras, según el número de las tribus de los hijos de Jacob (a quien el Señor había dicho: Tú te llamarás Israel). Con las piedras levanto un altar en honor del Señor e hizo alrededor del altar una zanja, del ancho de un surco. Acomodo la leña, descuartizo el novillo y lo puso sobre la leña.
Después dijo: "Llenen cuatro cantaros de agua y derrámenla sobre el holocausto y sobre la leña". Y lo hicieron así. Volvió a decirles: "Háganlo otra vez". Y lo repitieron. De nuevo les dijo: "Háganlo por tercera vez". Y así lo hicieron. El agua corrió alrededor del altar y lleno la zanja por completo. A la hora de la ofrenda se acercó el profeta Elías y dijo: "Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que todo este pueblo sepa que tú, Señor, eres el Dios verdadero, que puede cambiar los corazones".
Entonces bajo el fuego del Señor y consumió la victima destinada al holocausto y la leña, y seco el agua de la zanja. Al ver esto, todo el pueblo tuvo miedo, y postrándose en tierra, dijo: "El Señor es el Dios verdadero. El Señor es el Dios verdadero".

Salmo Responsorial:
Salmo 15
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor.
Los ídolos abundan y tras ellos se van todos corriendo; más yo no he de ofrecerles sacrificios, jamás invocaré sus nombres.
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos. Tengo siempre presente al Señor y con Él a mi lado jamás tropezare.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 17-19)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.
Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos".

1 comentario:

  1. El relato del profeta Elías es impresionante. El pueblo acostumbrado a asegurarse el futuro de sus cultivos confiando simultáneamente en Yahvé y en Baal es desafiado por Elías para que tome una opción. No se puede partir el corazón, porque el Dios de Israel no admite a otros dioses frente a Él. El pueblo no se decide a escoger y Elías se atreve a retar a Dios para que por medio de una señal de muestras fehacientes de su poder. Cuando el signo llega, viene el reconocimiento del Señorío de Dios. En el Evangelio de san Mateo encontramos otro tipo de discurso. Jesús apunta a la fuerza de las palabras y no tanto a las señales. No hace falta que ocurran señales cósmicas, basta con atenerse a la instrucción contenida en la Ley y a los señalamientos puntillosos de los profetas de Israel. Con esa referencia se puede descubrir la voluntad de Dios y conformar un proyecto de convivencia solidario y justo.

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