lunes, 11 de junio de 2012

Lecturas del Día Lunes, junio 11, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (11,21-26; 13,1-3)
En aquellos días, fueron muchos los que se convirtieron y abrazaron la fe. Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquia. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre.
Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevo consigo a Antioquia. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquia, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".
Había en la comunidad cristiana de Antioquia algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el "Negro"), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crio junto con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada". Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron.

Salmo Responsorial:
Salmo 97
El Señor ha revelado a las naciones su justicia.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos al son de los clarines al Señor, nuestro rey.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5, 1-12)
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo: "Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredaran la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes".

1 comentario:

  1. La misión evangelizadora en Antioquia de Siria marco un parteaguas en la vida de la comunidad cristiana. Ahí Bernabé y Saulo se decidieron a abrir las puertas de la misión a personas de diferentes razas y culturas. El camino de Jesús ya no sería exclusive para los hijos de Israel. En adelante sería una vía abierta para todos. Los discípulos de Jesús lo confesaban como su Mesías o Salvador y por eso, recibieron el nombre de cristianos. Los nombres no se pronuncian en vano, tienen sustento. Por tal razón, las bienaventuranzas nos recuerdan que los constructores de la paz serán llamados "hijos de Dios". Uno y otro título apuntan a una realidad profunda. Los hijos de Dios acogemos su salvación y con esa habilitación, podemos trabajar como constructores de la paz, para merecer el glorioso nombre de cristianos.

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