lunes, 4 de junio de 2012

Lecturas del Día Lunes, junio 4, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (1, 1-7)
Yo, Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, les escribo a ustedes, los que han obtenido una fe tan preciosa como la nuestra, gracias a la justicia de Jesucristo, nuestro Dios y Salvador. Que abunden entre ustedes la gracia y la paz, por el conocimiento de Jesucristo, nuestro Señor.
Su acción divina nos ha otorgado todo lo necesario para llevar una vida de santidad, mediante el conocimiento profundo del que nos ha llamado con su propia gloria y poder. Por medio de las cuales nos han sido otorgados también los grandes y maravillosos bienes prometidos, para que por ellos puedan ustedes escapar de la corrupción que las pasiones desordenadas provocan en el mundo, y lleguen a participar de la naturaleza divina. Por eso, esfuércense en añadir a su buena fe, conducta; a la buena conducta, la inteligencia; a la inteligencia, el dominio propio; al dominio propio, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad; a la piedad, el amor fraterno, y al amor fraterno, la caridad.

Salmo Responsorial:
Salmo 90
Tú eres mi Dios y en ti confío.
Tú, que vives al amparo del Altísimo y descansas a la sombra del Todopoderoso, dile al Señor: "Tú eres mi refugio y fortaleza; hi eres mi Dios y en ti confío".
"Puesto que tú me conoces y me amas, dice el Señor, yo te librare y te pondré a salvo. Cuando tú me invoques, yo te escuchare y en tus angustias estaré contigo".
"A quien se acoge a mí, dice el Señor, yo lo defenderé y colmare de honores; lo haré disfrutar de larga vida y haré que pueda ver mi salvación".

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (12, 1-12)
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo:
"Un hombre planto una viña, la rodeo con una cerca, cavo un lagar, construyo una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero.
A su tiempo, les envió a los viñadores un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron.
Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: 'A mi hijo si lo respetaran'. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: 'Este es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña.
¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabara con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?".
Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.

1 comentario:

  1. Para el autor de la Segunda Carta de Pedro la situación imperante no era nada fácil. El mundo estaba amenazado -igual que siempre- por la ruina del egoísmo y el abuso de los poderosos. Sin embargo, había salidas, era posible participar de la naturaleza y la amistad con Dios. Los creyentes que se decidieran a hacerlo, se ejercitarían en la práctica de las virtudes cristianas con constancia y afecto fraterno. Esos pequeños oasis de fraternidad cristiana rejuvenecieron las sociedades del mundo romano. En cierto modo, y conectándonos con el Evangelio de san Marcos, la viña en manos de nuevos labradores estaba produciendo sus frutos. El "Hijo querido" efectivamente fue crucificado y a través de su Pascua el Señor hizo maravillas, suscitando discípulos generosos que produjeron abundantes cosechas de armonía social y amor fraterno.

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