martes, 29 de mayo de 2012

Lecturas del Día Martes, mayo 29, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1, 10-16)
Hermanos: los profetas, cuando predijeron la gracia destinada a ustedes, investigaron profundamente acerca de la salvación de ustedes.
Ellos trataron de descubrir en qué tiempo y en que circunstancias se abrían de verificar las indicaciones que el Espíritu de Cristo, que moraba en ellos, se les había revelado sobre los sufrimientos de Cristo y el triunfo glorioso que los seguiría. Pero se les dio a conocer que ellos no verían o que profetizaban, si no que estaba reservado para nosotros, todo esto les ha sido anunciado ahora a ustedes, por medio de aquellos que les han predicado el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo, enviado del cielo, y ciertamente es algo que los ángeles anhelan contemplar.
Por eso, viviendo siempre atentos y vigilantes, pongan toda su esperanza en la gracia que les va a traer la manifestación gloriosa de Jesucristo.
Como hijos obedientes, no vivan conforme a las pasiones que tenían antes, en el tiempo de su ignorancia. Al contrario, así como es santo el que los llamo, sean también ustedes santos en toda su conducta, pues la Escritura dice: sean santos, porque yo, el Señor, soy santo.

Salmo Responsorial:
Salmo 97
Cantemos al Señor un canto nuevo.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (10, 28-31)
En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”. Jesús le respondió: “Yo les aseguro: nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejara de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros”.

1 comentario:

  1. La exhortación de vivir como hijos obedientes resuena al comienzo de la Primera Carta de Pedro. El pensamiento del autor se organiza en dos tiempos, pasado y presente. La conducta del pasado estaba marcada por el predominio de los deseos de los egoístas. Antes de convertirse para acoger la revelación de Jesucristo vivían atrapados por sus propios impulsos pecaminosos. Ahora que han conocido a Jesús viven en libertad. Ese mismo proceso nos refiere el Evangelio de san Marcos. Los discípulos dejaron en el pasado una serie de vínculos de parentesco, bienes y posesiones. Pareciera una pérdida sin sentido. No es así. El Señor acrecentará la recompensa. Los seguidores de Jesús no quedarán desamparados. La nueva familia de los discípulos de Jesús les acogerá para vivir como últimos, es decir, con la disposición de servir a quienes lo necesite.

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