sábado, 21 de abril de 2012

Lecturas del Día Sábado, abril 21, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (6, 1-7)
En aquellos días, como aumentaba mucho el número de los discípulos, hubo ciertas quejas de los judíos griegos contra los hebreos, de que no se atendía bien a sus viudas en el servicio de caridad de todos los días.
Los Doce convocaron entonces a la multitud de los discípulos y les dijeron: "No es justo que, dejando el ministerio de la palabra de Dios, nos dediquemos a administrar los bienes. Escojan entre ustedes a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a los cuales encargaremos este servicio. Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra".
Todos estuvieron de acuerdo y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y éstos, después de haber orado, les impusieron las manos.
Mientras tanto, la palabra de Dios iba cundiendo. En Jerusalén se multiplicaba grandemente el número de los discípulos. Incluso un grupo numeroso de sacerdotes había aceptado la fe.

Salmo Responsorial:
Salmo 32
El Señor cuida de aquellos que lo temen. Aleluya.
Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 16-21)
Al atardecer del día de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús bajaron al lago, se embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Ya había caído la noche y Jesús todavía no los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.
Cuando habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre las aguas, acercándose a la barca, y se asustaron. Pero Él les dijo: "Soy yo, no tengan miedo" Ellos quisieron recogerlo a bordo y rápidamente la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.

1 comentario:

  1. La frase evoca una situación delicada. Un grupo de personas afligidas por algún contratiempo, recibe palabras de aliento de una persona que: dispone de la suficiente autoridad sobre el grupo. El relato del cuarto Evangelio nos muestra a los discípulos sobrecogidos por las sacudidas del viento nocturno queriendo socorrer a Jesús. Será Él quien los consolará a ellos, pronunciado la frase tradicional que Dios revelara a Moisés en el Sinai: "Soy yo...". Cualquier israelita captaba la fuerza evocativa de esta pequeña frase. Jesús es el que es y está sosteniendo a los suyos, como el Señor sostuvo en el pasado a Moisés. La lectura de los hechos de los Apóstoles nos presenta otra situación difícil. La multiplicación del número de los discípulos generó dificultades en el reparto de los bienes y la solidaridad fraterna, El problema encontró solución gracias a la sensatez y al buen tacto de Pedro y del pleno de la comunidad de discípulos, que actuó de forma corresponsable.

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