sábado, 25 de febrero de 2012

Lecturas del Día Sábado, febrero 25, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del profeta Isaías (58, 9-14)
Esto dice el Señor: "Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu hambre y dará vigor a tu cuerpo; serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan.
Construirás sobre tus viejas ruinas y edificarás sobre cimientos muy antiguos; te llamarán reparador de brechas y restaurador de hogares derruidos.
Si detienes tus pasos para no violar el sábado y no tratas tus negocios en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te haré gustar la herencia de tu padre Jacob".

Salmo Responsorial:
Salmo 85
Señor, enséñame a seguir fielmente tus caminos.
Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno de desdichas. Protégeme, Señor, porque te amo; salva a tu servidor, que en ti confía.
Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (5, 27-32)
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: "¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?". Jesús les respondió: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".

1 comentario:

  1. ¿Quién no quisiera contar con un manantial de aguas cuya vena nunca engaña? El hombre que reajusta sus relaciones personales y su vida de creyente, garantiza seguridad, genera confianza. Cuantos conviven con él saben a qué atenerse. Es un hombre o una mujer de una sola pieza. La metáfora del poeta bíblico es naturalmente clara: cuantos se acerquen, a cualquier hora y en cualquier estación del año encontrarán agua fresca. El Señor Jesús invitó a Leví para que viviera con transparencia. Durante muchos años Leví había estado viviendo al servicio de un sistema económico opresor y engañoso. No era un hombre de fiar, era un funcionario incierto y temible. El encuentro con Jesús lo cambiaría por dentro para ser un hombre auténtico y confiable.

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