jueves, 23 de febrero de 2012

Lecturas del Día Jueves, febrero 23, 2012

Primera Lectura:
Lectura del libro del Deuteronomio (30, 15-20)
Esto dice el Señor: "Mira: Hoy pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que yo te mando hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella.
Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a Él; pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la tierra que el Señor prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob".

Salmo Responsorial:
Salmo 1
Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (9, 22-25)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día". Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?".

1 comentario:

  1. El dilema que nos plantea el libro del Deuteronomio es el más decisivo de todos. Antes que elegir una profesión o un oficio, urge asumir una opción que garantice una vida plena, sin sobresaltos. La actualidad del planteamiento es más que evidente. Hay caminos engañosos que conducen —sin metáfora de por medio— a la muerte y existen otros caminos que nos preservan en la vida. El Señor Jesús ahonda en el Evangelio en las causas de esta situación. Cuando uno antepone su propia autoafirmación por encima de valores, convicciones y leyes termina extraviándose. Cuando uno se obsesiona por conseguir a toda costa bienes materiales que no puede conseguir de forma honrada, termina empujando su propia vida y la de su familia, al fracaso y a la ruina. Casos e historias abundan y seguimos sin "experimentar en cabeza ajena".

    ResponderEliminar