martes, 21 de febrero de 2012

Lecturas del Día Martes, febrero 21, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la carta del apóstol Santiago (4, 1-10)
Hermanos míos: ¿De dónde vienen las luchas y los conflictos entre ustedes? ¿No es, acaso, de las malas pasiones, que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no pueden tener y acaban asesinando. Ambicionan algo que no pueden alcanzar, y entonces combaten y hacen la guerra. Y si no lo alcanzan, es porque no se lo piden a Dios. O si se lo piden y no lo reciben, es porque piden mal, para derrocharlo en placeres.
Gente infiel, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por lo tanto, quien decide ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No piensen que la Escritura dice en vano: Dios ama celosamente a nuestro espíritu y nos da su gracia con generosidad. Por eso dice también la Escritura: Dios aborrece a los soberbios y concede su gracia a los humildes. Por consiguiente, sométanse a Dios; resistan al diablo y se alejará de ustedes. Acérquense a Dios y Él se acercará a ustedes. Que los pecadores se purifiquen las manos y se decidan por Dios los indecisos. Comiencen ya a lamentar y a llorar su miseria. Que su risa se convierta en llanto y su alegría en tristeza. Humíllense ante el Señor y Él los enaltecerá.

Salmo Responsorial:
Salmo 54
Descarga en el Señor lo que te agobia.
En la angustia me dije: "Si tuviera, como la paloma, alas, yo me iría volando por el desierto, para poder vivir libre de intrigas.
A salvo me pondría del viento huracanado, de las voces que dan mis enemigos y de sus opresiones".
Sólo veo en la ciudad violencias y discordias, que de día y de noche por sus murallas rondan.
Descarga en el Señor lo que te agobia y Él te aliviará. La derrota del justo para siempre jamás permitirá.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (9, 30-37)
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero Él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará". Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.
Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?". Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos".
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado".

1 comentario:

  1. El afán de grandeza nos arruina. Así argumenta la carta de Santiago: desean y no reciben, sienten envidia, luchan y se hacen la guerra. Causa de todos los males es el amor al dinero, afirma la Carta de Timoteo. El ansia de poseer cuantiosas fortunas está quebrando la vida moral de nuestro país. La sociedad de consumo se encargó de desatar la fiebre posesiva en nuestro corazón y sin reparar en medios y fines, nos entregamos a la búsqueda obscena del dinero. El Señor Jesús sigue siendo el camino en esta hora confusa. Él vivió de forma modesta y libre y porque así vivió, pudo invitarnos a reconocer en un niño pequeño al mayor de los hermanos. Ninguna de las grandezas humanas, tales como el poder, las riquezas o la fama, satisfacen y aquietan el corazón. Al contrario, frecuentemente lo desestabilizan. La sencillez que tanto tememos, será nuestra salvación.

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