miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lecturas del Día Martes, noviembre 6, 2012

Primera Lectura:
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses (2, 5-11)
Hermanos: Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Salmo Responsorial:
Salmo 21
Alabemos juntos al Señor.
Le cumpliré mis promesas al Señor delante de sus fieles. Los pobres comerán hasta saciarse y alabarán al Señor los que lo buscan: su corazón ha de vivir para siempre.
Recordarán al Señor y volverán a Él desde los últimos lugares del mundo; en su presencia se postrarán todas las familias de los pueblos.
Porque el Señor es rey, Él gobierna a los pueblos y sólo ante Él se postrarán todos los que mueren.
Mi descendencia lo servirá y le contará a la siguiente generación, al pueblo que ha de nacer, la justicia del Señor y todo lo que Él ha hecho.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas (14, 15-24)
En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: "Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios".
Entonces Jesús le dijo: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno le dijo: `Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes'. Otro le dijo: 'Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes'. Y otro más le dijo: 'Acabo de casarme y por eso no puedo ir'.
Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el señor se enojó y le dijo al criado: Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos'.
Cuando regresó el criado, le dijo: 'Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar' Entonces el amo respondió: 'Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa. Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete' ".

1 comentario:

  1. La narración de los invitados al banquete relata la tenaz insistencia del anfitrión que no quiere verse desairado y extiende sucesivas invitaciones formales a muchísimos invitados; los primeros invitados disponían de recursos suficientes, puesto que podían comprar campos y animales de labranza; ellos, antepusieron sus intereses económicos a la convivialidad. Cuando éstos se disculparon, el dueño del banquete cambió su estrategia y lanzó su invitación al sector de los desclasados y marginales, quienes gustosamente aceptaron. En sintonía con las opciones del personaje principal de la parábola, el himno cristológico que nos refiere la carta a los Filipenses, muestra el empequeñecimiento del Señor Jesús que se despojó de su condición divina y de todas las prerrogativas que esto incluía, para asumir nuestra condición humana con todas sus limitantes. La humillación voluntaria del Mesías culminó con su exaltación a la diestra del Padre.

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