miércoles, 28 de noviembre de 2012

Lecturas del Día Jueves, noviembre 8, 2012

Primera Lectura:
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses (3, 3-8)
Hermanos: El verdadero pueblo de Israel somos nosotros, los que servimos a Dios movidos por su Espíritu y ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús y no confiamos en motivos humanos. Aunque yo ciertamente podría apoyarme en tales motivos. Más aún, nadie tendría más razones que yo para confiar en motivos humanos, porque fui circuncidado al octavo día, soy israelita de nacimiento, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos; en lo que toca a la interpretación de la ley, fariseo, y tan fanático, que fui perseguidor de la Iglesia de Dios; y en cuanto a la rectitud que da el cumplimiento de la ley, intachable.
Pero todo lo que era valioso para mí, lo consideré sin valor a causa de Cristo. Más aún, pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo, y todo lo considero como basura, con tal de ganar a Cristo.

Salmo Responsorial:
Salmo 104
El que busca al Señor será dichoso.
Entonen en su honor himnos y cantos; celebren sus portentos. Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca.
Recurran al Señor y a su poder y a su presencia acudan. Recuerden los prodigios que Él ha hecho, sus portentos y oráculos.
Descendientes de Abraham, su servidor; estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas (15, 1-10)
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: `Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse. ¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido'. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".

1 comentario:

  1. La cuestión de las pérdidas y las ganancias está presente en ambos pasajes. Ése es el nexo temático que conecta las dos lecturas. En el Evangelio de san Lucas se nos refieren dos parábolas donde los protagonistas pierden respectivamente una oveja y una moneda. Ellos proceden conforme a lo acostumbrado, quien pierde algo valioso, se preocupa y se da a la tarea de recuperarlo hasta que lo logra. Las imágenes de estas parábolas ilustran la inagotable compasión de Dios que no desiste en la búsqueda de los hijos extraviados. En el texto paulino, encontramos una situación diferente. El apóstol ha invertido totalmente sus criterios de juicio. Lo que anteriormente juzgaba cómo pérdida ahora, luego del encuentro con Cristo, lo juzga ganancia y a la inversa. Por eso ya no se precia de sus orígenes hebreos o de su escrupulosa manera de cumplir la ley de Moisés. Toda su confianza está puesta en el amor de Cristo crucificado.

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