viernes, 2 de noviembre de 2012

Lecturas del Día Lunes, octubre 29, 2012

Primera Lectura:
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios (4, 32-5, 8)
Hermanos: Sean buenos y comprensivos, y perdónense unos a otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo.
Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima de fragancia agradable a Dios. Que entre ustedes, como conviene a verdaderos cristianos, no se hable de fornicación, inmoralidad o codicia; ni siquiera de indecencias, ni de conversaciones tontas o chistes groseros, pues son cosas que no están bien. En lugar de eso, den gracias a Dios. Tengan bien entendido que ningún lujurioso, inmoral o codicioso, que es lo mismo que decir idólatra, participará en el Reino de Cristo y de Dios.
Que nadie los engañe con vanas razones, pues todas estas cosas atraen la ira de Dios sobre los rebeldes. Así pues, no se hagan cómplices de ellos. Porque en otro tiempo ustedes fueron tinieblas, pero ahora, unidos al Señor, son luz. Vivan, por lo tanto, como hijos de la luz.

Salmo Responsorial:
Salmo 1
Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Es como un árbol plantado junto al río, que da su fruto a tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.

Evangelio: 
Del santo Evangelio según san Lucas (13, 10-17)
Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: "Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado".
Entonces el Señor dijo: "¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?".
Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que Él hacía.

1 comentario:

  1. Las perspectivas de las dos lecturas reflejan puntos de vista diametralmente opuestos en cierto sentido. El jefe de la sinagoga resguarda celosamente la precedencia de las normas cultuales: para él primero está el sábado que la salud y la dignidad de una mujer enferma: "hay seis días de trabajo, vengan esos días a que los curen, y no los sábados". Jesús rechaza ese punto de vista y defiende su derecho a aliviar la enfermedad y el sufrimiento de la gente oprimida. La buena nueva que Él anuncia produce humanización y en manera alguna legitima la victimización de las personas por motivos religiosos. En la carta a los Efesios san Pablo reafirma la vocación transformadora del Evangelio. Los efesios que se adhirieron a Cristo Jesús, operaron una transformación radical en sus vidas: aconteció un cambio decisivo, que les permitió recuperar su libertad y vivir conforme a su nueva dignidad de hijos queridos de Dios.

    ResponderEliminar