jueves, 14 de febrero de 2013

Lecturas del Día Jueves, febrero 14, 2013

Primera lectura:
Del libro del Deuteronomio: 30, 15-20
Esto dice el Señor: "Mira: Hoy pongo delante de ti la vida y el bien o la muerte y el mal. Si cumples lo que yo te mando hoy, amando al Señor tu Dios, siguiendo sus caminos, cumpliendo sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y te multiplicarás. El Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla. Pero si tu corazón se resiste y no obedeces, si te dejas arrastrar y te postras para dar culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que perecerás sin remedio y que, pasado el Jordán para entrar a poseer la tierra, no vivirás muchos años en ella.
Hoy tomo por testigos al cielo y a la tierra de que les he propuesto la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Elige la vida y vivirás, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a Él; pues en eso está tu vida y el que habites largos años en la tierra que el Señor prometió dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob".

Salmo responsorial:
Del salmo 1
R/. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos. R/.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R/.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo. R/.

Evangelio:
Del santo Evangelio según san Lucas: 9, 22-25 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?".

1 comentario:

  1. Después de ceniza.
    Para el autor del libro del Deuteronomio la vida y la bendición divina son el valor más importante. Encandilarse buscando riquezas desmedidas o poder absoluto es el camino que conduce a la infelicidad y la muerte. No es la cuantía de bienes o de gozos mundanos lo que provoca la felicidad. La obsesión enfermiza por acumular nos hace perder la ruta y el sentido de la vida. La gran paradoja del Evangelio encuentra su sentido en la persona de Jesús. Él vivió volcado hacia sus hermanos, los consoló, se dispuso a servirles y arriesgó tanto su existencia a favor de la libertad, que terminaron colgándole de una cruz. La convicción más honda de Jesús es que el reino de Dios, es decir, el predominio de unas relaciones humanas respetuosas, justas y dignas, está aproximándose con su persona y su obra. La irrupción de ese reino de padres y hermanos, dispuestos a amarse sin oprimirse, dispuestos a reconciliarse y perdonarse una y otra vez, sorprendería de un día para otro a sus discípulos, que descubrirían así la verdadera gloria de Dios.

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