jueves, 26 de enero de 2012

Lecturas del Día Jueves, enero 26, 2012

Primera Lectura:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito (1, 1-5)
Yo, Pablo, soy servidor de Dios y apóstol de Jesucristo, para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdadera religión, que se apoya en la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, había prometido esta vida desde tiempos remotos, y al llegar el momento oportuno, ha cumplido su palabra por medio de la predicación que se me encomendó por mandato de Dios, nuestro Salvador. Querido Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos: te deseo la gracia y la paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Salvador. El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como te lo ordené.

Salmo Responsorial:
Salmo 95
Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un canto nuevo, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas.
Alaben al Señor, pueblos del orbe, reconozcan su gloria y su poder y tribútenle honores a su nombre.
"Reina el Señor", digamos a los pueblos. Él afianzó con su poder el orbe, gobierna a las naciones con justicia.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (4, 21-25)
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz El que tenga oídos para oír, que oiga".
Siguió hablándoles y les dijo: "Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará".

1 comentario:

  1. El que tenga oídos que escuche.
    Tito abrió brecha en la organización de la Iglesia en la isla de Creta. Pablo le encomendó la tarea de consolidar las comunidades eclesiales recién fundadas. Sus dotes organizativas le permitirían establecer ministros y servidores que mantuvieran en buen estado a las iglesias locales. Las divisiones internas y las charlatanerías de los embusteros confundían a algunos cristianos. La disciplina y la organización sostendrían en pie a los discípulos. Esa sería su formar de propagar la luz de la fe. El relato parabólico del evangelio de san Marcos así lo explica. El cristiano ha recibido dones y talentos suficientes para compartirlos con sus hermanos. La experiencia del encuentro vivo con Jesús resucitado genera una responsabilidad. Quien ha visto transfigurar su existencia, difunde valientemente su testimonio a las personas de buena voluntad.

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