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¡Jesús está vivo! |
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 2-9 El primer
día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la
casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a
quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del
sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los
dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más
aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose,
miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso, llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo,
y entró en el sepulcro. Observó los lienzos puestos en
el suelo y el sudario, que había estado sobre la
cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el
suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces, entró también el
otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y
vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las
Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los
muertos.
Oración Introductoria: Jesús, abre mi corazón como abriste la puerta del
sepulcro y has que comprenda que estás vivo y caminas
a mi lado; por favor, Jesús, has que nunca lo
olvide. Enséñame a poner mi confianza en ti, como la
tuvo María, tu madre. Ayúdame a confiar plenamente, sabiendo que
eres Tú quien nos aguarda.
Petición: Señor, que te vea en
mi vida, que crea en ti y que te abra
mi corazón en todos los momentos de mi día.
Meditación del
Papa: Que el triunfo de Cristo sobre el pecado y la
muerte llene vuestra vida de alegría y paz, y os
ayude siempre a ser consecuentes con vuestra condición de cristianos.
No tengáis miedo. Cristo ha resucitado y vive entre nosotros.
Su presencia amorosa acompaña el camino de la Iglesia y
la sostiene en medio de las dificultades. Con esta certeza
en vuestro corazón, ofreced al mundo un testimonio sereno y
valiente de la vida nueva que brota del Evangelio. (Benedicto
XVI, Regina Cæli, 5 de abril de 2010).
Reflexión: Para María
Magdalena, Pedro y Juan, Jesús lo era todo. Por eso
van y lo buscan. Pero, ¿cómo buscar entre los muertos
al autor de la vida? Cristo vive. El sepulcro vacío
no significa sino que Él ha resucitado, como lo predijo.
Vive, y he aquí que se aparece a sus discípulos,
quienes "se alegraron viendo al Señor" (Jn 20, 20).¡Se alegraron!
Esta palabra es sencilla y a la vez profunda. Su
temor se debía a la muerte de Jesús; por lo
que la resurrección intensificó su alegría. ¡Cristo vive! ¿Por qué
tenemos miedo? Estos tiempos, en que algunos creen en la "muerte
de Dios", exigen, de modo particular, el anuncio de la
verdad sobre la resurrección del Crucificado. Y piden de nosotros
-como antes lo pidieron de María Magdalena, de Pedro y
de Juan-, que seamos testigos del Resucitado.
Propósito: Buscaré vivir alguna actividad
de mi día pensando en Cristo que me ve,
me oye y me escucha. Diálogo con Cristo: Yo sé que estás
vivo, Jesús; que tu muerte hizo brotar un manantial de
vida para mí y que el océano de tu
misericordia inunda todo el mundo. Eres fuente de Vida, insondable
misericordia divina. Por eso, te pido que llenes mi corazón
entero de tu amor, para que no viendo, crea; sufriendo,
goce, y amándote, te anuncie.
"Jesucristo es el mismo ayer,
hoy y por los siglos" (Heb 13, 8)
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