viernes, 7 de octubre de 2011

Lecturas del Día Miércoles, octubre 5, 2011

Primera Lectura:
Lectura del libro del Deuteronomio (8, 7-18)
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, de fuentes y manantiales que brotan en el monte y la llanura, tierra de trigo y de cebada, de viñas, higueras y granados, de olivos y de miel, en donde no te racionarán el pan ni carecerás de nada, tierra donde las piedras tienen hierro y de cuyas montañas extraerás el cobre, entonces comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado.
No vayas a olvidar jamás al Señor, tu Dios, ni vayas a dejar de cumplir los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy. No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando edifiques casas hermosas y las habites, cuando se multipliquen tus ganados, tengas plata y oro en abundancia y se acrecienten todos tus bienes, te llenes de soberbia y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto y de la esclavitud; que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, lleno de serpientes y alacranes; que en una tierra árida hizo brotar para ti agua de la roca más dura, y que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres. No digas en tu corazón: ‘Con mis propias fuerzas me he ganado estas riquezas’. Acuérdate del Señor, tu Dios, que es quien te da la fuerza para ganar esas riquezas, y así cumple hoy la promesa que hizo a tus padres”.

Salmo Responsorial:
1 Crónicas 29
Te alabamos, Señor y Dios nuestro.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Jacob, desde siempre y para siempre.
Tuya es la grandeza y el poder, el honor, la majestad y la gloria, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, Señor, es el reino; tú estás por encima de todos los reyes.
De ti provienen las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo, en tu mano están la fuerza y el poder, y de tu mano proceden la gloria y la fortaleza.

Segunda Lectura:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios (5, 17-6, 2)
Hermanos: El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado; ya todo es nuevo.
Todo esto proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos confirió el ministerio de la reconciliación. Porque, efectivamente, en Cristo, Dios reconcilió al mundo consigo y renunció a tomar en cuenta los pecados de los hombres, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios.
Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo “pecado” por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.

Evangelio:
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (7, 7-11)
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre.
¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuanto mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan”.

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